No son centauros del desierto de hielo porque no pueden permitirse una montura, no porque "El invierno" no funcione como un western. En la Patagonia arisca, fría y cortante del debutante Emiliano Torres el inmenso vacío no deja espacio para lujos a aquellos gauchos que se vuelven más prescindibles que los "mercenarios" de Stallone al intentar aliviar su miseria con la esclavitud. Aquí solo cabe una vasta soledad y dos historias, el haz y el envés, la del viejo capataz pagado con olvido y la del joven sustituto, condenado en teoría a replicar su existencia. Pero, bajo los cielos infinitos de la Patagonia, Torres hace sitio para la belleza sobria, el talento contenido y la denuncia descarnada y tensa.
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