El actor, director y productor de cine Antonio Banderas aseguró ayer al recoger el Premio Nacional de Cinematografía que la palabra "nacional" que define al galardón es "la clave de que el premio suene serio, contundente e institucional". "Espero que, tras 37 años de carrera, mi trabajo le haya sido útil a alguien, a algún actor, a alguien a quien arranqué una sonrisa, útil a quienes se rieron conmigo, y útil a mi tierra", señaló Banderas que se desplazó desde Sudáfrica -donde se encuentra trabajando- hasta Donostia para recoger el premio que, tradicionalmente entrega el ministro de Cultura en el marco del Festival de Cine de San Sebastián.

El ministro Íñigo Méndez de Vigo valoró en su intervención a un artista "que dejará a los jóvenes el mensaje de un luchador agradecido que jamás dejó de amar a su país", un "patriota" al estilo de Cela, que nunca olvidó que "el lugar en el que nació se merece todo el amor del mundo". El actor donará los 30.000 euros del premio a la Escuela Superior de Artes Escénicas de Málaga, en la ciudad natal del intérprete y entidad de la que Banderas es además padrino.

"Mi carrera podrá tener sentido cuando acabe, es decir, cuando me muera", enfatizó el actor, que precisó que aún le quedan muchas historias "que contar y muchas orejas que cortar". "Espero -precisó Banderas- que este discurso extienda un sentimiento honesto". Pero sus primeras palabras fueron : "Qué bonita está Donostia", para después recordar "cómo la liaron" en el Zinemaldia con la presentación de Laberinto de pasiones, película con la que debutó en 1982 a las órdenes de Pedro Almodóvar.

Banderas eligió un discurso ligero, cargado de humor, que sacó escrito de su bolsillo. Una a una, desgranó las palabras que definen el galardón, deteniéndose en la del medio, "nacional", la clave de que el premio suene "serio, contundente e institucional". "El resto de palabras quedan eclipsadas, a pesar de quienes esperan un discurso más político", advirtió el actor, quien no obstante reconoció que "nacional" era la "historia del día", y a sabiendas de que "todos esperan a ver cómo se retrata Banderas", bromeó.

"Viví los últimos rescoldos del autoritarismo y los primeros de libertad y sí, sigo creyendo en ese proyecto común, no puedo evitar quererlo", señaló. En ese sentido Banderas indicó que, en su opinión, "uno de los retos de nuestro país es su maravillosa imperfección, y también su maravillosa capacidad de sobreponerse". "Considero, valoro y aprecio la nomenclatura que define a este premio como 'nacional'", zanjó.

"Votar, lógicamente, es uno de los grandes preceptos de la democracia, pero no es el único punto, hay otras cosas -señaló Banderas-, como el respeto al estado de Derecho; alguien podría plantear votaciones ridículas, como eliminar a los que no son de nuestra raza, y alguien lo llamaría democracia. Pero no".