Hay regalos envenenados. Con la crisis, se ha disparado el número de contribuyentes que renuncian a heredar. Al menos en España. Parece que no en Andorra o Suiza, por eso Borja luchó como gato panza arriba por el legado del barón. Rociíto lo sabría si tuviera más trato, más roce, con la familia. Porque llueve sobre mojado. Ya se vio como se vio Rosa Benito con la dichosa nave, lo que le quedó de la más grande, amén de los ademanes. Hasta que no la vendió no descansó. A ver si se piensan ustedes que lo de disfrazarse, ir a la isla, subirse a un escenario, divorciarse con estruendo y esperpento, ver en directo un refajo ajeno colgado en la terraza de su casa de verano, lo hace la mujer porque le gusta, porque le apetece. Ahora dicen que la principal heredera de la cantante igual todavía tiene por pagar tributos pendientes de la heredad. La broma ascendía a un pico descomunal pero ella decidió no renunciar a ella, por la memoria. Y eso que no tiene residencia fiscal helvética ni andorrana. Le constaría a Montoro, el ministro. En funciones.
