Ha sido un niño grande, un enfermo terminal, un náufrago, un capitán, un astronauta, un espía forzoso y hasta un asesino, pero además de una buena interpretación, Tom Hanks ha puesto en cada uno de esos papeles un grado de bondad que le ha coronado a sus 60 años como la cara amable de Hollywood.

Con dos Oscar de cinco nominaciones y una imagen pública impecable, Hanks se ha ido convirtiendo con el paso de los años en el actor sólido al que confiar cualquier papel aunque siempre dentro de un estilo clásico y elegante.

Considerado por muchos el heredero de James Stewart y calificado como "el mejor actor del mundo" por Robert Zemeckis, que le dirigió en "Forrest Gump" (1994) y "Náufrago" (2000), si algo caracteriza a este californiano es el representar a la perfección al "hombre de la calle" en el cine estadounidense.

Nacido el 9 de julio de 1956 en Concord (California), Hanks fue un niño y adolescente tímido pero con una gran vertiente cómica que volcó en la interpretación al llegar a la universidad, empezando en el teatro en Sacramento antes de mudarse a Nueva York para debutar en el cine.

Su primer gran éxito llegó de la mano de Josh, un niño que se transformaba en adulto de la noche a la mañana en "Big". Hanks demostró con ese papel que era capaz de mucho más que de interpretar papeles cómicos y consiguió su primera nominación al Oscar.

Con "Algo para recordar" (1993), junto a Meg Ryan, volvió al cine amable y romántico que le funcionaba bien, pero no quería limitarse a esos papeles, como demostró con "Philadelphia" (1993), en la que es para muchos la mejor interpretación de su carrera y que le valió un Oscar, premio que recogería de nuevo con "Forrest Gump", su película más conocida.