La madre Teresa de Calcuta será proclamada santa en septiembre del próximo año, en el que será uno de los eventos más significativos del Jubileo extraordinario que el papa Francisco ha querido dedicar a la misericordia, de la que la monja de origen albanés era un gran ejemplo.

El papa Juan Pablo II, gran admirador de la labor de la madre Teresa de Calcuta, fue quien en diciembre 2002 aceleró el proceso de beatificación de la monja al promulgar en una misma sesión los decretos por los que se reconocían las virtudes heroicas y un milagro por la intercesión de la religiosa. Tras trece años más de proceso de canonización, Francisco firmó el decreto en el que se reconocía el milagro para su canonización.

Francisco había conocido a la monja, premio Nobel de la Paz en 1979, durante el Sínodo de 1994 y en su viaje en septiembre de 2014 a Albania relató: "Estaba sentada justo detrás de mí durante los trabajos. Admiré su fuerza, la decisión de sus intervenciones, sin dejarse impresionar por la asamblea de los obispos. Decía lo que quería decir". Al papa, que ha pedido una Iglesia para los pobres y que ha decidido celebrar un Año Santo sobre la misericordia, no podía olvidarse de hacer santa a la madre Teresa, que como solía repetir siempre "se ocupaba de los más pobres entre los pobres".