El improvisado discurso de Robbins, que se convirtió en una sesión de preguntas y respuestas entre la audiencia, se centró en la crítica del trabajo de los periodistas y de los medios audiovisuales, en especial de la televisión. El actor, ganador de un oscar, denunció públicamente la "pornográfica obsesión con la cultura de los famosos" que copa los contenidos de la pequeña pantalla.

Después de una serie de 'recomendaciones' sarcásticas al trabajo de locutores, periodistas y productores, Tim Robbins les exhortó a reconocer que los periodistas no son sólo "hombres de negocios, sino guardianes del espíritu humano con una gran responsabilidad en la salud del país", según medios estadounidenses recogidos por otr/press. Con estas palabras, Robbins terminó su discurso. Acto seguido, más de la mitad de los presentes ovacionaron al actor.