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En el corazón del infierno

Extraordinario relato de un sangriento episodio bélico

Montecasino | PETER CADDICK-ADAMS | Ático de los Libros. 464 páginas

El infierno se desató entre el 4 de enero y el 19 de mayo de 1944 en el centro de Italia. Montecasino ocupa un lugar de horror en la historia de la Segunda Guerra Mundial, mano a mano con Stalingrado y el desembarco de Normandía. Un crisol de ejércitos de varios países protagonizaron episodios de heroísmo y sacrificio sin fin en un escenario agreste que impedía el uso masivo de aviones, blindados y vehículos motorizados (un mulo se cotizaba más que diez tanques, hubo hasta 15.000 en acción). Cuerpo a cuerpo en una atmósfera apocalíptica en la que se sucedían episodios increíbles, como los ataques polacos "respaldados" por un cachorro de oso iraní (Wojtek) que les acompañaba de mascota o la operación de rescate de civiles en plena erupción del Vesubio, mientras en los centros de decisión hervían todo tipo de miserias humanas haciendo inevitable un enfrentamiento violentísimo y sangriento que quizá se hubiera podido evitar. Pero si Montecasino se convirtió en un episodio icónico de la guerra fue, sobre todo, por el protagonismo que adquirió la abadía benedictina creada en el 529 d. C. por San Benito de Nursia. Un monumento de inmenso valor histórico y cultural cuya destrucción por los aliados aún no se sabe hoy en día si pudo ser evitada pues se ignora si los alemanes la habían militarizado.

A partir de un material inmenso y completo, Peter Caddick-Adams logra en "Montecasino: diez ejércitos en el infierno" la proeza de levantar un perfecto andamiaje en el que el rigor histórico se une al impetuoso vigor narrativo para ofrecer al lector un asombroso viaje en el tiempo con el que sumergirse de lleno en una batalla donde las enseñanzas militares quedaron aparcadas: solo hubo resistencia a tumba abierta en un terreno hostil aplastado por el barro, con caminos mínimos y en condiciones climatológicas terribles. Estaba en juego atravesar la Línea Gustav, o sea, el paso hacia Roma. En cierto modo, se produjo un paréntesis histórico para volver a los tiempos de la Gran Guerra en los que los combates eran carnicerías entre soldados lanzados al matadero en Somme, Verdún o Passchendaele. Cuenta el autor: "Ninguna otra campaña en Europa atrajo tantas nacionalidades y culturas como la de Italia. La brutalidad y la naturaleza del combate a veces llegó a los peores extremos del frente ruso, mientras que el número de bajas a menudo superó el del frente occidental. Desde los primeros desembarcos del 3 de septiembre de 1943 hasta la rendición alemana que tuvo lugar el 2 de mayo de 1945, las bajas en Italia fueron excesivas, aunque equilibradas". Trescientos doce mil aliados murieron, fueron heridos o desaparecieron, y "en el mismo período, los alemanes perdieron a cuatrocientos treinta y cinco mil hombres, lo que supone una media entre ambos bandos de mil doscientas treinta y tres bajas diarias, casi una por minuto durante los seiscientos seis días de duración de la campaña".

El nivel de pérdidas humanas fue mayor en Montecasino, "donde alemanes, italianos, franceses, estadounidenses, británicos, indios, neozelandeses, polacos, canadienses y sudafricanos sufrieron unas doscientas mil bajas a lo largo de ciento veintinueve días de infierno".

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