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Picasso y los Reventós

El Museo del artista en Barcelona acoge una exposición que reúne grabados y correspondencia con una familia catalana con la que mantuvo una gran e inquebrantable amistad

Una de las cartas con dibujos de Picasso (1900).

Más allá de las obras que consagran a un artista, alrededor de su persona siempre hay mil y una historias que, a manera de los capilares respecto a las vías circulatorias principales, explican y refuerzan la correspondiente trayectoria. En el caso de Pablo Ruiz Picasso no podemos explicar sus éxitos, apenas se instaló en París, sin profundizar en sus amistades barcelonesas, forjadas en los años del tránsito entre siglos.

El Museu Picasso de Barcelona presenta (hasta el 10 de enero de 2016) la exposición "Picasso i els Reventós" cuya comisaria es Malén Gual. En sus años barceloneses, y en busca de un antídoto contra el academicismo que presidió sus estudios artísticos en la Llotja, el joven Picasso frecuentó entre 1899 y 1903 la tertulia de la cervecería Els 4 Gats, donde coincidió con diversos personajes -más o menos bohemios-, que también frecuentaban la casa de los Reventós: músicos como Millet, Granados o Albéniz, y artistas como Nonell, Regoyos, Rusiñol, Utrillo y Casas, entonces pintor oficial de la burguesía barcelonesa más dinámica.

Entre los tertulianos de Els 4 Gats estaban Ángel Fernández de Soto y Ramon Reventós Bordoy, compañeros de trabajo en un comercio de coloniales de la calle de la Princesa (entonces todavía de importante vecindad burguesa), y el hermano del segundo Jacint. Con ellos Picasso trabó una amistad que duró a lo largo de los años, a pesar de estar instalado en París.

Jacint se licenció en medicina en 1904 y en 1906 pasó a dirigir el dispensario antituberculoso del Hospital Clínic de Barcelona, especializándose en el neumotórax, cuya técnica introdujo en España. En 1916 fue elegido concejal del ayuntamiento barcelonés por la Lliga. Ramón, por su parte, se dedicó al periodismo artístico y satírico en diversas publicaciones y diarios y murió en 1923. Un tercer hermano, Manuel, fue padre del conocido dirigente socialista Joan Reventós i Carner, presidente del parlamento catalán.Al padre de los Reventós, Isidre, Picasso le regaló como muestra de respeto en 1909 el grabado Salomé, de un tiraje de doce ejemplares, que siempre fue conservado por la familia a pesar de su alto valor.

Tal amistad no se truncó a pesar de que Jacint Reventós se pasó al bando nacional en 1937 y hasta el final de la guerra dirigió el Hospital Militar de Salamanca. En 1939, acabada la contienda, regresó a Barcelona, donde retomó su cargo de director del servicio de Neumología. Prueba de tal amistad fue la visita que con su mujer y sus hijos hicieron a Picasso en Cannes en 1956, correspondida por el pintor con la dedicatoria de diversas obras editoriales que había ilustrado, presentes en esta exposición.

De las obras que los miembros de aquel grupo inspiraron la más conocida es, sin duda, el Retrato azul de Ángel Fernández de Soto, de 1903. En aquellos años, Picasso y de Soto compartieron estudio en la calle Riera de Sant Joan (desaparecida con la reforma que abrió la Via Laietana, en Barcelona). El malagueño tendió a acentuar la condición de dandy de su amigo estilizando su figura y dándole un aire noctámbulo e irónico, incluso en algunos dibujos de marcado tono erótico. Desde París, Picasso no dudó en ayudarle económicamente cuando fue necesario, incluso permitiéndole que actuase como agente suyo en Barcelona. Nombrado secretario del Sindicat d'Artistes Pintors i Escultors de Catalunya tras el inicio de la guerra civil, murió atropellado en 1937.

En la exposición que nos ocupa, el visitante también podrá ver las cartas que se cruzaron entre ambos hermanos con el pintor malagueño, ocho de las cuales -escritas por este- han sido cedidas por la Fundación Picasso-Reventós al museo barcelonés; las enviadas por los hermanos Reventós pueden verse por gentileza del archivo del Musée National Picasso-París.

Podría parecer una muestra de bolsillo, puesto que ocupa la mitad del espacio que el museo barcelonés suele dedicar a las exposiciones temporales. El visitante tampoco podrá contemplar grandes obras o inéditos imprescindibles. Sin embargo, todo lo que en ella se expone deja en el espectador una sensación de intensidad, de conjunto de pequeños tesoros irrepetibles.

La muestra está estructurada en tres ámbitos, como los períodos de mayor relación. El primero comprende la obra y la correspondencia que Picasso dedicó a los hermanos Reventós; el segundo, la obra literaria de Ramón; y el tercero, la amistad reactivada con la familia de Jacint en la década de los cincuenta. Este tercer apartado se inició con la visita a Picasso en 1956 de Jacint Reventós Bordoy y su hijo, Jacint Reventós Conti, y este estableció amistad con el pintor y su mujer entonces, Jacqueline.

De ello surgió una nueva colaboración del malagueño en forma de planchas calcográficas para ilustrar las obras editadas en memoria de su amigo de juventud. En 1969, un año después de la muerte de este, Jacint Reventós Conti solicitó la colaboración de Picasso para alguna iniciativa en su memoria. El pintor aportó cierta cantidad de dinero y la plancha de los grabados dedicados a Geneviève Laporte para su comercialización: el espléndido resultado de esta permitió la edición del libro de homenaje y la creación de una sala para tratar las insuficiencias respiratorias en el Hospital de la Cruz Roja de Barcelona.

Y hubo, unos años después, otra petición en favor de la construcción de un ala de neumología en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, empresa en que también colaboraron Joan Miró, Salvador Dalí, Antoni Tàpies i Josep Maria Subirachs. Picasso, pocos meses antes de su muerte en 1973, respondió con la donación de La mujer muerta, óleo que había pintado en 1903 a partir de apuntes hechos en el depósito de cadáveres de Barcelona, cuyo acceso le fue facilitado por su amigo Jacint. El proyecto no se pudo llevar a cabo y por ello en 1983 fue cedido por la Fundación Picasso-Reventós al museo barcelonés. A ello se añaden ahora esos pequeños Picassos contenidos en las cartas escritas a los Reventós, inéditos hasta ahora.

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