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El enfado de un Trump de libro

"Fuego y furia", el volumen sobre la gestión del presidente de los EE UU de Michael Wolff, denuncia que sus colaboradores ponen en duda su capacidad en el cargo y que lo califican de idiota

Michael Wolff, en el estudio de NBC. // reuters

De 2004 a 2015 Donald Trump participó en "The Apprentice", un "reality show" de NBC en el que dieciséis o dieciocho empresarios compiten por 250.000 dólares y un contrato, y eso popularizó mucho su imagen, pero desde los años ochenta el magnate construyó su imagen de triunfador con libros. Ha firmado o compartido su nombre en dieciocho tomos biográficos y de autobombo empresarial.

Estos días, como presidente de los Estados Unidos, un libro se ha vuelto su principal enemigo: "Fuego y furia: Dentro de la Casa Blanca de Trump", escrito por el periodista estadounidense Michael Wolff.

Los adelantos de su contenido en "The New York Times" provocaron un intento de censura. Un abogado del presidente reclamó que la editorial cancelara inmediatamente la publicación del libro y que desistiera de cualquier divulgación de sus contenidos. Alegaron numerosos comentarios falsos y sin base, invasión de la privacidad y difamaciones contra Trump y su familia. Añadieron "malicia real" en la creación de Wolff, ya que "el libro admite en la introducción que contiene declaraciones no verdaderas" y no cita a ninguna fuente para muchas de sus "dañinas afirmaciones".

Este intento de censura es inaudito en Estados Unidos, y más desde la Casa Blanca. También es infructuoso a estas alturas del siglo XXI, porque, en libro o no, la información está en las redacciones de los principales medios de comunicación estadounidenses y británicos.

Es menos nuevo que el presidente mantenga su guerra con los periodistas y los acuse de mentir, al tiempo que su Administración ha popularizado la expresión "hechos alternativos" -acuñada por la consejera presidencial Kellyanne Conway- para dar versiones que no tienen que ver con la verdad.

La editorial Henry Holt and Company respondió a la reclamación adelantando la fecha de salida del libro. Alegaron una demanda sin precedentes. Desde el pasado día 3 el libro es número uno en ventas en Amazon.

El arranque de las primeras entrevistas a Michael Wolff ha dado titulares de pánico. Declaró a NBC que en las entrevistas realizadas para el trabajo verificó que "el 100% de quienes lo rodean" cuestionan si Trump realmente tiene condiciones para conducir los destinos de la Casa Blanca.

"Todos lo han descrito de la misma manera, dicen que es como un niño, lo que quieren decir es que necesita satisfacción inmediata, todo gira en torno a él. Dicen que es un imbécil", aseguró el periodista, que dice haber entrevistado a casi doscientas personas que se codean con el presidente de Estados Unidos "todos los días". "Es necesario tener en cuenta que es un hombre que no lee, un hombre que no escucha".

Wolff, de 64 años, colaborador de "USA Today", "The Hollywood Reporter" y la edición británica de "GQ", tiene muchos ojos puestos encima. Está acostumbrado a las polémicas. Nadie le niega que es divertido, pero hay dudas sobre si contrasta los hechos. Algunas de sus fuentes se quejan de que no respeta el "off the record" (la información dicha de manera confidencial).

Trump ha escrito en Twitter que "Wolff tuvo cero autorización por mi parte para estar en la Casa Blanca". Su equipo sabe que entró bastantes veces en la residencia presidencial.

Wolff asegura haber hablado "tres horas" con el multimillonario, antes o después de su elección, para su libro.

Otra clave del libro es una larga entrevista con Steve Bannon, el exjefe de estrategia de Trump y su antiguo hombre de confianza, fulminado el 18 de agosto de 2017 por el rayo que no cesa de los despidos presidenciales. Es el apóstol del "nacionalista económico" que ha inspirado hacer América grande con proteccionismo y una inconfesada xenofobia.

Tras conocerse las declaraciones de Bannon, la Casa Blanca emitió un comunicado muy duro del presidente en el que le acusaba de haber "perdido la cabeza" y afirmaba que el exasesor "no tenía nada que ver" con su presidencia.

Los abogados de Trump enviaron a Bannon un documento legal para que cesase en sus declaraciones sobre el gobernante y cumpliera el compromiso de confidencialidad que firmó.

La patrocinadora financiera de Bannon, la donante conservadora Rebekah Mercer, afirmó en una declaración nada habitual que ella y su familia no se habían comunicado con Bannon "en muchos meses" y "no han brindado apoyo financiero a su agenda política, ni apoyamos sus acciones y declaraciones recientes".

Mercer se refería a las acusaciones de "traición" y "antipatriota" con las que Bannon califica una reunión mantenida en junio de 2016 por el hijo mayor de Trump, Donald Jr., y un grupo de rusos en busca de documentos que perjudicaran a la candidata demócrata Hillary Clinton.

Ésta es la primera de las afirmaciones más polémicas del libro que seleccionó el corresponsal de la BBC en Washington, Anthony Zurcher.

"Los tres jefes mayores en la campaña pensaban que era una buena idea una reunión con un Gobierno extranjero en el interior de la Torre Trump, en la sala de conferencias en el piso 25, sin abogados. No tenían ningún abogado. Incluso si tú piensas que esto no era traición, o antipatriota, o estúpido, y a mí se me ocurriera pensar que es todo eso, deberías haber llamado al FBI inmediatamente".

Según el libro, Bannon aseguró que la investigación del Departamento de Justicia sobre los vínculos entre la campaña Trump y Moscú se centraría en el lavado de dinero, y agregó: "Ellos van a partir a Donald Trump Jr. como un huevo en la televisión nacional".

El asunto ruso lleva emponzoñando el breve mandato de Trump sin que la Casa Blanca logre extraer el veneno por más que califique las investigaciones de caza de brujas partidista.

La segunda gran revelación para Zurcher es que Trump quedó "perplejo" al alcanzar la victoria. En un artículo para la revista "NYMag" con material de su libro, Wolff describe el asombro y consternación de Trump tras su victoria en las presidenciales de noviembre de 2016. "Poco después de las ocho de la noche del día de la elección, cuando la sorpresiva tendencia decía que Trump en realidad podría ganar, Donald Trump Jr. le dijo a un amigo que su padre, o DJT, como él lo llama, parecía como si hubiera visto un fantasma. Melania estaba en lágrimas, y no de alegría... Era un Trump perplejo transformándose en un Trump incrédulo y luego en un Trump horrorizado. Pero aún vendría la transformación final: Donald Trump se convirtió en un hombre que creía que lo merecía y que era completamente capaz de ser el presidente de Estados Unidos".

Wolff destaca que Donald Trump estaba enfadado el 20 de enero de 2017, cuando asumió la Presidencia. ¿No debería ser el día más feliz de la vida en un hombre competidor y ambicioso?

"Trump no disfrutó de su propia toma de posesión. Estaba enojado por que las personalidades de nivel A rechazaran asistir al evento, estuvo descontento con el alojamiento en la Casa Blair, y se le vio peleando con su esposa, que parecía al borde de las lágrimas. A lo largo del día, él tenía lo que algunos a su alrededor llaman la cara de golfista: enfadado y cabreado, con los hombros encorvados, brazos oscilantes, cejas y labios fruncidos". Los planos más cortos mostraron tensión y que los grandes planos generales de las masas fueron objeto de escrutinio y mediciones de asistentes.

Algunas revelaciones sólo confirman actitudes que extrañaron en su momento. Por ejemplo, lo que los Trump tardaron en acomodarse a la Casa Blanca. "Trump, de hecho, encontró la Casa Blanca un poco irritante e incluso espeluznante... En los primeros días, pidió dos pantallas de televisión, además de la ya existente, y una cerradura en la puerta, lo que llevó a un breve enfrentamiento con el Servicio Secreto, que insistía tener acceso al cuarto". El nuevo inquilino entró haciendo obras de reformas.

La hija y el yerno de Trump han tenido un protagonismo excesivo y convertido a "la primera familia" en un "primer clan". Con vocación de futuro, según Wolff: "Habían llegado a un acuerdo serio: si en algún momento en el futuro se presentara la oportunidad, ella sería la candidata a la Presidencia. La primera mujer presidenta, se emocionaba Ivanka, no sería Hillary Clinton, sino que sería Ivanka Trump. Bannon, que había acuñado el término 'Jarvank', el cual está cada vez más de moda en la Casa Blanca, se horrorizó cuando se enteró del acuerdo de la pareja".

La familia no es tan distinta de otras muchas en una revelación que es menor, pero de las que estropean la comida del Día de Acción de Gracias: Ivanka "trataba a su padre con un grado de desapego, incluso de ironía, yendo tan lejos como para burlarse de su cabello con los demás. A menudo describía a sus amigos la mecánica detrás del peinado". Según el libro, parte de la técnica se debe a una "cirugía de reducción del cuero cabelludo" del magnate y presidente. En el libro, Ivanka describe que Donald Trump tiene una "isla" de cabello que distribuye por su cabeza.

Es más inquietante lo que pasa dentro de esa cabeza y otras que acompañan en la gestión presidencial. Katie Walsh, jefa adjunta de la Casa Blanca, planteó al asesor presidencial Jared Kushner: " 'Dime las tres cosas en las que el presidente quiere centrarse', pidió (Walsh). '¿Cuáles son las tres prioridades de esta Casa Blanca?'... Tras seis semanas de presidencia de Trump, Kushner seguía sin respuesta".

Mucho tiempo. Aunque el tiempo tiene una rara elasticidad. Hasta el día 20 no se cumplirá el primer año de mandato de Donald Trump.

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