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Eduardo Camiña Ucha: "A Galicia solo le falta tiempo, está en constante ebullición"

"Cada vez más miradas se fijan en nuestros vinos, la gente me pregunta por qué hemos crecido tanto en los últimos años"

Eduardo Camiña Ucha: "A Galicia solo le falta tiempo, está en constante ebullición"

La edad del meañés Eduardo Camiña Ucha sorprende después de haber leído su currículum. A sus 25 años, atesora reconocimientos como el de Mejor Servicio de Vino, que le otorgó el Instituto Galego do Viño en 2017, o el de Mejor Sumiller Gallego, que logró el pasado 2015.Tras empezar en hostelería hace ya casi 10 años, ha pasado por restaurantes de la talla de Pepe Vieira, Casa Solla o Culler de Pau. A día de hoy, estudia en the Court of Master Sommeliers, una de las escuelas más prestigiosas del mundo en su campo. al tiempo que desarrolla su profesión en uno de los grandes restaurantes del país, Mugaritz. Aprovechando su "primer año fuera", preguntamos a Camiña por la acogida de nuestros vinos en el exterior, también por sus inicios:

-¿Por qué sumiller?

-Yo soy de Meaño, centro de las Rías Baixas. Mi familia siempre se ha dedicado al mundo del vino. En mi casa se hace albariño y, al final, haber participado con mis padres en la vendimia o la poda, me ha ayudado mucho. Cuando lo has visto todos los días, entiendes las cosas mejor. También por coincidencias, llegué a la hostelería con 16 años porque necesitaba dinero y me gustó.

-¿Y después?

-Empiezo a estudiar en Carlos Oroza, la escuela de hostelería de Pontevedra, y caigo en Pepe Vieira. Lo tenía al lado de casa y pregunté si había trabajo. Allí pruebo un vino alemán del 98, Dr. Bürklin-Wolf "R"1998, todavía lo recuerdo. Empecé a catar, a preocuparme por lo que había en otras zonas y pasé a formarme en el Instituto Galego do Viño, que es una institución que abre muchas puertas y ventanas.

-¿ Qué se dice de nuestros vinos en el exterior?

-Galicia es una zona en crecimiento y ebullición. Cada vez hay más proyectos y más interesantes y cada vez más miradas se fijan en Galicia y en sus vinos. Al final esto también es cosa del tiempo pero la gente viene a probar, sobre todo te preguntan por qué los vinos gallegos han crecido tanto en los últimos años. En Mugaritz tenemos clientes de E.E.U.U., Australia, China, Japón... Muchas de ellos conocen Galicia, sobre todo Rías Baixas.

-¿Cómo describirías los vinos gallegos?

-Vinos frescos, donde no hay demasiada contundencia alcohólica , que no se hacen muy pesados, con un cuerpo muy ligero, muy afrutado, muy sencillos en el sentido bueno de la palabra: fáciles de asimilar y fáciles de maridar a nivel gastronómico. Además, muy pocas zonas en el mundo hacen vinos de 12 grados, 12 grados y medio.

-Gastronomía, ¿el maridaje perfecto de nuestros vinos?

-Los platos típicos de aquí. Galicia, además de buenos vinos, tiene también una gran variedad de productos de tierra y mar. Es un entorno en el que todo funciona genial, las armonías son perfectas.

-¿Qué peculiaridad destacarías de cada una de nuestras D.O?

-Rías Baixas es la de mayor volumen, repercusión, con nuevos proyectos, es la parte del asentamiento de la comercialización del vino en Galicia, eso es super importante; en Ribeiro, la historia de muchísimos años haciendo vino, de aprender de los errores, de la recuperación del viñedo; Ribeira Sacra es paisaje, llevar al extremo el mundo del vino con el hombre, algo único; Valdeorras se traspasa a lo que serían ya los vinos del centro de España, con variedades y con altitud, vinos muy interesantes; y Monterrei, la Galicia más profunda, una de las grandes zonas. Con altitud, valle, profundidad, muchas variedades autóctonas€ En unos años dará muchísimo que hablar.

-¿Qué tiene que tener un vino para enamorarte?

-Personalidad, que lo bebas y reconozcas en él la esencia del lugar en el que fue elaborado. Que huelas la tierra, que te transporte a ella; eso es mágico, único. Y si, aún encima, estás en el sitio y lo pisas€ Para mí, por ejemplo, la imagen de Rías Baixas es la Illa de Arousa con sus bateas, los viñedos que tocan la parte de abajo del puerto. Y al final eso se nota en los vinos de allí, esa esencia de mar, de salinidad.

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