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Nace el tecno-agro gallego

Las Tecnologías de la Información y la Comunicación transforman la manera de trabajar en el campo y permiten gestionar toda la actividad desde internet

El sistema de control instalado por el ITG en Martín Códax. // CLUN / ITG / CSIC

La tecnología ha llegado para facilitarnos la vida. O al menos se presupone que ese es uno de sus fines más nobles. El tren de la innovación tecnológica llega incluso a labores tan artesanales como lo es la agricultura. La introducción de los tractores, incluso del chimpín, supuso una revolución en su momento para los agricultores gallegos, que ahora tienen por llegar otra revolución: la tecnológica.

La agricultura de precisión es la consecuencia de aplicar las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) a este sector. Se trata de facilitar el máximo número de datos en tiempo real a los productores para, así, avanzar en el proceso de toma de decisiones y obtener unos mejores resultados.

El Instituto Tecnológico de Galicia (ITG) acredita una década de investigación y desarrollo de tecnología facilitadora para la incorporación del "internet de las cosas" a distintos ámbitos, uno de ellos es la agricultura. "En Galicia se acabará implantando la agricultura de precisión, una de las mayores barreras aquí es el minifundismo. Al final, los sistemas de control se están implantando en todos los ámbitos porque tener sistemas que nos están tomando datos en tiempo real, y de forma continua, y que haya sistemas inteligentes que los procesen y nos los den ya masticados nos aporta una información que nos permite tomar una decisión", asegura Jorge Seoane, ingeniero del ITG.

"Eso es fundamental para el futuro, pero también para el presente. Sobre todo en agricultura viendo los cambios que tenemos en los últimos años: el cambio climático es una realidad. Sea para mejor o para peor, supone que las técnicas tradicionales que se aplican en este sector ya no son válidas ahora. Es decir, los cambios climatológicos ya han generado, por ejemplo, que en algún año la cosecha haya sido más abundante que en otros; pero si no tienes el control no puedes aprovecharte de ello. El propio salto generacional entre los productores propiciará que se apliquen las nuevas tecnologías y no haya que estar constantemente en el campo viendo la cosecha en directo", añade Seoane.

Las tecnologías aplicadas a sistemas de control se emplean desde 2006. El primer proyecto del ITG con sensores sobre el terreno en agricultura fue en 2009. Pero en Galicia estas técnicas se utilizan principalmente en los viñedos porque es donde más dinero se maneja dentro del sector, según explica Seoane, quien destaca que en viticultura es especialmente importante la detección previa de enfermedades ya que el uso de fitosanitarios se puede reducir considerablemente así. "En las bodegas Martín Códax, con las que hemos trabajado, ya utilizan datos tomados desde el aire para planificar la vendimia", cuenta el ingeniero.

Seoane participa ahora en un proyecto en Extremadura que instala sensores en tierra en cultivos de tomate que les permite "hacer un seguimiento del crecimiento de la planta". Para este experto, los beneficios de la agricultura de precisión para los productores son claros: "Tener más información sobre el cultivo te ayuda a suministrar la dosis justa de pesticida ya que puedes predecir la aparición de enfermedades, lo que supone un ahorro también en pesticidas y una mejora de la calidad del producto".

De los pocos que se han lanzado a incluir tecnologías en el día a día de su trabajo en el campo son los miembros de la cooperativa CLUN (Cooperativas Lácteas Unidas), que nació en enero de este año de la integración de Feiraco, Os Irmandiños y Melisanto. Una unión de peso que busca ser referente del sector agroganadero en Galicia. En 2003 empezaron con un proyecto de investigación con los equipos de cosecha. "Pretendíamos poner un ordenador (con pantalla táctil) en una máquina para que el chófer fuera anotando lo que estaba ocurriendo en el campo. Automáticamente la máquina tiene un sistema de pesado y va recogiendo la producción que saca en cada finca", explica Santiago Sousa, jefe de servicios agronómicos de CLUN.

Así, la información se sube en tiempo real a un servidor y se pude consultar online. Hablamos principalmente de producción de maíz forrajero y de hierbas para forraje. Que es la base del alimento de las vacas que están en las distintas explotaciones.

"En 2006 pensamos en hacer lo mismo pero con los tractores que registran lo que hacen en función del apero que lleven. Por ejemplo, si es una abonadora registra qué tipo de abono se utiliza y cuántos kilos se aplican en cada finca, lo que nos permite hacer un seguimiento de cuánto abono se utilizó en una finca y cuánto se produjo en ella", añade Sousa.

Después, ya en 2012, desarrollaron un software específico para los carros mezcladores. "Unas máquinas que van por las explotaciones y cogen de los distintos forrajes para hacer la comida de las vacas. Es como una thermomix andante", describe. Como las vacas comen "a la carta", la máquina tiene una receta para cada tipo de alimentación. Así se sabe lo que come el ganado exactamente cada día.

En la agricultura de precisión los tiros apuntan sobre todo al guiado remoto de máquinas y a la dosificación de productos fitosanitarios o de regadío. "Todavía no le hemos sacado todo el jugo que se puede, pero estamos en esa línea de trabajo", asevera Sousa.

La cooperativa CLUN trabajó con el ITG para instalar sensores de medición de humedad, de temperatura y de radiación solar para que les dieran pistas sobre los cultivos, pues ya disponían de la información de las máquinas. Pero en cultivos tan rústicos como el suyo apenas pueden hacer tratamientos paliativos, se trata más bien de hacer un seguimiento de los cultivos.

Javier Cancela, profesor del departamento de Ingeniería Agroforestal de la Escuela Politécnica Superior de Lugo, en el Campus Terra de la Universidad de Santiago, sostiene que en el caso de la viticultura de precisión lo que se consigue es "pasar del criterio de una persona en particular a poder complementarlo con una visión más global del viñedo que te aportan los sistemas de control".

Además, Cancela destaca el ahorro que se consigue tanto de tratamientos contra enfermedades, como de agua para regar cuando se puede controlar con sensores la humedad relativa y de la hoja, así como las temperaturas. Más aún si se puede predecir la aparición de enfermedades.

EcoVine es uno de los proyectos de investigación más ambiciosos dentro de la viticultura de precisión. Consiste en comparar las imágenes captadas con una cámara multiespectral (mide a distintas longitudes de onda) encajada en un dron, con los análisis bioquímicos de la uva realizados en el laboratorio, para tratar de saber cuándo está en el momento óptimo de vendimia.

Mar Vilanova es investigadora de la Misión Biológica de Galicia, centro perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), desde donde coordina el estudio de la calidad de la uva dentro del proyecto EcoVine. "Se trata de correlacionar los análisis del aroma de la uva que realizo en el laboratorio con las imágenes de racimo y de la hoja que saca el dron. Esto permitiría a través de una imagen, conocer el nivel de madurez aromática de la uva en tiempo real", explica.

El aroma es una de las características más importantes de los vinos blancos, por eso este proyecto puede favorecer a los vinos gallegos en gran medida. El proyecto se desarrolla con varias empresas, impulsado por la bodega Ponte da Boga de la Ribeira Sacra.

Los análisis de composición aromática de la uva que ahora realiza Vilanova en el laboratorio dan una información precisa pero no son en tiempo real, lo que no permite la toma de decisiones en maduración de la uva. "Puedo decirte qué día estuvo la uva en su mejor momento pero ese momento habrá pasado", detalla. El objetivo de EcoVine es que se pueda tomar la decisión de vendimiar en el momento de mayor calidad aromática de la uva a través del análisis de las imágenes captadas por el dron en el viñedo.

Tener el control de los cultivos desde el móvil

  • Con plataformas como la que ha desarrollado la empresa gallega Monet Viticultura, fundada por David Rey, Débora Franco y José Antonio Gay, es posible controlar a través de internet, desde cualquier dispositivo, el estado en el que se encuentran los cultivos. En este caso se trata de viñedos y el programa es capaz de predecir (como se ve en la captura de pantalla la izquierda) la aparición de enfermedades de la vid, tales como las producidas por los hongos oídio, mildiu, botrytis y blackrot. Desde el menú Satélite de esta plataforma se puede ver una imagen completa de todo el terreno cultivado, que también permite llevar la cuenta de todos los trabajos que se van realizando, así como de los tratamientos fitosanitarios aplicados por sectores.

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