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Luis Fernández, el "Princesa de Borbón"

Pionero del travestismo y astuto delincuente, su vida, plagada de aventuras y desventuras, lo erigió en icono sexual de la Latinoamérica de principios del siglo XX

Tres imágenes de la misma persona: Luis Fernández, alias "Princesa de Borbón". // FDV

De todas las historias de la emigración gallega en América, la de Luis Fernández es sin duda la más singular, probablemente la divertida y seguramente la más espectacular. _Nacido en A Coruña, su sueño siempre fue triunfar en los cabarets de París, pero su pasión por el baile y el canto rivalizaba con su irresistible atracción por apropiarse de lo ajeno, de manera que su vida acabó cabalgando entre la farándula y la delincuencia.

Expulsado de México precisamente por la segunda de sus vocaciones, y tras haber residido en varios países, sería en Argentina donde, el que acabó por identificarse con el alias de "Princesa de Borbón", labraría su fama y cimentaría su mito. Cuenta su biógrafo, Lois Pérez Leira, que fue en el Buenos Aires de 1912 cuando la prensa se empezó a hacer eco de las andanzas de una curiosa banda de constituida por hombres disfrazados de mujeres, que se hacían llamar las "Eva Hombrunas", lideradas por "Princesa"_a quienes se definía así: "Estos amigos de lo ajeno solo atentan contra las pertenencias de sus víctimas, nunca de sus vidas (...) El peligro que ofrecen reside únicamente en su astucia, en su pillería, en su falta de sentido moral (...)".

"Alto, de rasgos agraciados, voz aflautada y grandes ojos; solía usar un gran sombrero negro, adornado con una enorme pluma, que acentuaba el misterio de su rostro, en el que solo sus ojos brillaban en un angustiado círculo violeta". Con estas palabras le describían físicamente los cronistas que conocieron a este hombre que, por las noches, se vestía de mujer con trajes llamativos y todos los adornos que pueden hacer atractiva a una dama de vida alegre, para engañar a los incautos que caían bajo su hechizo, a los que vaciaba sus bolsillos a la par que bajaba sus pantalones.

La mayoría de las veces, sus víctimas -por razones obvias- no le denunciaban pero, aún así, en su historial figuran 22 detenciones en Argentina, la primera de ellas ya en 1908.

Pérez Leira ha recuperado uno de los más curiosos testimonios, en forma de declaración policial, del "Princesa de Borbón" tras ser detenido. En él se demuestra el amplio grado de conocimiento de la condición humana, sobre todo de la masculina, que tenía este simpar personaje. Dice así: "Frente a una mujer, el hombre se vuelve hipócrita, y hasta el más apasionado galán esconde sus verdaderos sentimientos. Nosotros, los hombres, cuando se nos niega el bocado que apetecemos y que ya creíamos conquistado, rectificamos invariablemente nuestra conducta y solicitamos, en tono plañidero, que se nos deje seguir viviendo la incorpórea ilusión del amor. Pues bien: lo que yo hago no es nada más que el fruto del conocimiento que tengo de mí mismo. La naturaleza me ha dotado de caracterísiticas físicas femeninas, me dio una cara hermosa, unos ojos insinuantes, una voz dulce...Tengan ustedes la seguridad de que, de cien víctimas mías, solo dos o tres se animarán a delatarme porque, además de hipócrita, el hombre es orgulloso, por lo que el delatarme sería confesar que se ha equivocado. Nosotros, los hombres, tememos al ridículo en materia de amor más que a ninguna otra circunstancia. Frente a ello, así pues, lo que yo hago es burlarme del amor".

"Princesa de Borbón" combinaba su actividad delicitiva con la organización, en su propia casa, de concurridas fiestas donde el glamour, el tango y el sexo eran elementos inexcusables. Todo parece indicar que su travestismo obedecía, además de a su "trabajo" forajido, a sus inclinaciones homosexuales. Hubo incluso quien le acusó de pederasta, pero en aquella época...ya se sabe.

Existen varias dudas sobre el final de Fernández, aunque la mayoría lo ubican, ya "jubilado" de sus dos oficios, residiendo aún en Buenos Aires. Sin embargo, FARO DE VIGO anunciaba en crónica datada el 15 de marzo de 1911 en la ciudad bonaerense su inmediato regreso a España, desterrado de Argentina "después de haber dejado aquí una chorrera y una historia delictuosa en los anales policiales".

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