No hace muchas fechas, saltaba una polémica en las Redes Sociales por las "teóricas" declaraciones de uno de esos personajes conocidos como populares, en los que venía a decir que más o menos la palanca del intermitente en los coches venía de adorno. Evidentemente las críticas no tardaron en saltar y, como suele pasar, a los pocos días todo quedó en el olvido.
Sin embargo, lo más preocupante del caso es que esa apreciación sobre el intermitente es algo que está extendido más de la cuenta, y si no a los hechos nos remitimos. Le propongo que en el próximo trayecto que vayan a realizar con sus vehículos, añadan una tarea más, la de ver el uso de los intermitentes a la hora de circular. Es un experimento de lo más revelador, y que nos da una clara imagen de lo que sucede en las vías de nuestra ciudad.
En la mayor parte de los casos, el manejo del intermitente se ciñe al uso de indicar el momento en el que vamos a hacer un giro. Situación en la que hace unos años era más que suficientes dada la singular estructura de nuestras vías de comunicación. Sin embargo, hoy en día existe una complejidad mayor. La llegada de las rotondas, en primer lugar, y últimamente de las turbo rotondas es un campo de cultivo y de experimento para el poco servicio que le damos a la palanca del intermitente.
Es habitual entrar en una rotonda y tener que reducir la velocidad para ver el destino de los demás conductores. En muy pocos casos, la utilización del intermitente nos permite saber las intenciones de los demás y obrar nosotros en consecuencia, pero la mayor parte de las veces nos llevamos una sorpresa al ver a un vehículo que sin indicar la maniobra se nos echa encima recibiendo, aún encima, una bronca por no saber lo que iba a hacer.
Muchos de los accidentes que se producen en las calles de nuestra ciudad viene por la ausencia de indicadores a la hora de hacer una maniobra. Un acto tan sencillo como el de utilizar la palanca del intermitente permite a los demás conductores tomar las precauciones necesarias para evitar un percance. En la carretera hay que ser previsor, algo que se debe dar por descontado, pero que el exceso de confianza nos lleva a relajarnos en exceso y pensar que los demás tienen que saber lo que vamos a hacer. Concienciénomos que el uso del intermitente nos beneficia a todos.
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