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El cervantes más gallego

La última carta del autor del Quijote, escrita tres días antes de su muerte, fue dirigida al Conde de Lemos, su gran protector. Mantuvo también relación con el Conde de Gondomar y en su obra aparecen expresiones gallegas como "tarde piache"

Diego Fernández de Castro, VII Conde de Lemos.

Más allá de las teorías que afirman el origen gallego de Cervantes, lo cierto es que la relación del autor del Quijote con Galicia es bien significativa. Su última carta la escribió tres días antes de su muerte, hace ahora 400 años, al Conde de Lemos, que fue su principal mecenas. En sus obras aparecen frases de claro origen gallego, como "tarde piache", y entre los principales cervantistas destacan personas naturales de Galicia, como fray Martín Sarmiento o Salvador de Madariaga. En la Universidad de Vigo es catedrático de Literatura española José Montero Reguera, presidente de Honor de la Asociación de Cervantistas, mientras que otro profesor del campus vigués, Jesús G. Maestro, es también un experto en la obra del Manco de Lepanto.

Don Pedro Fernández de Castro Andrade, séptimo Conde de Lemos, fue el gran mecenas de Miguel de Cervantes, que le dedicó la segunda parte del Quijote y le escribió su última y emotiva carta tres días antes de morir. Aunque no se sabe con certeza cuándo se conocieron Cervantes y el Conde de Lemos, algunos autores sitúan su primer encuentro en Valladolid hacia 1604, donde seguramente el escritor conoció también a otro gallego ilustre, Diego Sarmiento de Acuña, el Conde de Gondomar.

José Montero Reguera no comparte las hipótesis que sitúan el nacimiento de Cervantes en Galicia "porque carecen de apoyo documental". Explica que sus apellidos podrían tener un origen gallego, pero aclara que "la Reconquista duró varios siglos y la gente del Noroeste que la protagonizó extendió sus apellidos por toda la geografía española". Sin embargo destaca una indudable relación del autor del Quijote con Galicia, tanto por el mecenazgo del Conde de Lemos como por la importancia que a lo largo de la historia han tenido autores gallegos en la investigación sobre Miguel de Cervantes.

Labor de mecenazgo

Sobre la ayuda que prestó a Cervantes el Conde de Lemos, Montero señala que la labor de mecenazgo de los nobles con escritores y artistas "era algo habitual entre finales del siglo XVI y buena parte del XVII". Se hacía al modo de los mecenazgos italianos, con los famosos papas del Renacimiento "que fomentaron el cultivo de las artes y de las letras". Ese mecenazgo, además de dar mayor prestigio a los escritores, "suponía también un apoyo económico para que continuasen con sus creaciones". Los escritores dedicaban sus libros a personas importantes de la Administración "con el fin de que ese noble les amparase, bien en el aspecto económico o mediante una especie de cobertura moral", explica José Montero. Añade el catedrático de la Universidad de Vigo que "el Conde de Lemos fue el más importante de los mecenas de Cervantes, y al que éste dedicó más obras".

En la obra de Cervantes aparecen muy pocas alusiones a Galicia: en el "Coloquio de los perros" menciona el vino de Ribadavia entre los mejores de España y en el Quijote hay una expresión de claro origen gallego, "tarde piache"; como también lo es "caló el chapeo", que figura en uno de sus sonetos. En el citado "Coloquio de los perros" se alude probablemente al Conde de Gondomar, que entonces era corregidor de Toro, con estas palabras: "Corregidor desta ciudad, que es un gran caballero y muy gran cristiano". Más allá de que sea o no el Conde de Gondomar el que se cita en ese pasaje, para José Montero la figura de Diego Sarmiento de Acuña es mucho más importante, "porque entre los manuscritos que se encuentran en la Biblioteca del Conde de Gondomar hay una obra de teatro que se titula "La conquista de Jerusalén", que a todas luces parece ser cervantina. Es uno de los pocos testimonios que tenemos del Cervantes dramaturgo entre 1580 y 1590".

El presidente de Honor de la Asociación de Cervantistas sostiene que, "aunque la relación que Cervantes pudo tener con Galicia fue muy reducida, algunos de los cervantistas más destacados son precisamente gallegos. El padre Sarmiento fue quien dio por primera vez con el verdadero origen del escritor en su obra "Noticia de la verdadera patria de Cervantes", y a Salvador de Madariaga se debe uno de los libros más importantes en la historia del cervantismo, "Guía del lector del Quijote", donde habla de la quijotización de Sancho y sanchificación de Don Quijote. Darío Villanueva -continúa Montero- ingresó en la Real Academia con un discurso sobre el Quijote en el cine; sin olvidar que Álvaro Cunqueiro es uno de los escritores más cervantinos, y Lalo Vázquez Gil -"Al alba sería"- es el autor de una continuación en gallego del Quijote". A ellos habría que añadir al propio José Montero, que presidió diez años la Asociación de Cervantistas y ahora es presidente de Honor. Aunque es natural de Segovia, ha desarrollado su carrera en la Universidad de Vigo, con importantes publicaciones sobre el Manco de Lepanto.

Libros dedicados al Conde de Lemos

Aunque el Conde de Lemos no incluyó a Cervantes entre los escritores que se iba a llevar a la corte de Nápoles, éste le siguió considerando su protector y en uno de sus poemas escribe: "Es el conde de Lemos, que dilata / su fama con sus obras por el mundo, / y que lleguen al cielo en tierra trata". En 1613 le dedicó sus "Novelas ejemplares", y le define como "mi verdadero señor y bienhechor mío". Al final del prólogo de la citada obra vuelve a hacer alusión a Pedro Fernández de Castro: "Solo esto quiero que consideres: que pues yo he tenido la osadía de dirigir estas novelas al gran conde de Lemos, algún misterio tienen escondido que las levanta". En su dedicatoria de "La gitanilla" al Conde de Lemos, Cervantes se toma a sí mismo con humor e ironiza sobre la calidad de sus obras.

Tres años más tarde, en 1915, le dedica también sus "Ocho comedias y ocho entremeses nuevos, nunca representados". En esta ocasión considera de nuevo al conde "como a mi señor, y firme y verdadero amparo". En las últimas líneas le comenta que "Don Quijote de la Mancha queda calzadas las espuelas en su segunda parte para ir a besar los pies a V. E.". Las muestras de respeto y gratitud hacia su mecenas son constantes, como las que le expresa en su dedicatoria de la segunda parte del Quijote, publicada ese mismo año de 1915. "Enviando a Vuestra Excelencia los días pasados mis comedias, antes impresas que representadas, si bien me acuerdo dije que don Quijote quedaba calzadas las espuelas para ir a besar las manos a Vuestra Excelencia; y ahora digo que se las ha calzado y se ha puesto en camino, y si él allá llega, me parece que habré hecho algún servicio a Vuestra Excelencia, porque es mucha la priesa que de infinitas partes me dan a que le envíe para quitar el hámago y la náusea que ha causado otro don Quijote que con nombre de Segunda parte se ha disfrazado y corrido por el orbe". Escribe Cervantes sobre el mecenazgo de Don Pedro Fernández de Castro y señala que "en Nápoles tengo al gran conde de Lemos, que [€] me sustenta, me ampara y hace más merced que la que yo acierto a desear". Y concluye con nuevos elogios y un "Viva el gran conde de Lemos, cuya cristiandad y liberalidad bien conocida contra todos los golpes de mi corta fortuna me tiene en pie".

La última carta

La última obra de Cervantes, póstuma, "Los trabajos de Persiles y Segismunda", incorpora como dedicatoria al Conde de Lemos una carta firmada por el escritor el 19 de abril de 1616, tres días antes de su muerte. Dice lo siguiente:

"Aquellas coplas antiguas que fueron en su tiempo celebradas, que comienzan: Puesto ya el pie en el estribo, quisiera yo no vinieran tan a pelo en esta mi epístola, porque casi con las mismas palabras las puedo comenzar diciendo: Puesto ya el pie en el estribo,/con las ansias de la muerte,/gran señor, ésta te escribo.Ayer me dieron la extremaunción, y hoy escribo ésta. El tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan, y, con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir y quisiera yo ponerle coto hasta besar los pies de Vuestra Excelencia, que podría ser fuese tanto el contento de ver a Vuestra Excelencia bueno en España, que me volviese a dar la vida. Pero, si está decretado que la haya de perder, cúmplase la voluntad de los cielos y, por lo menos, sepa que quiso pasar aún más allá de la muerte, mostrando su intención. Con todo esto, como en profecía, me alegro de la llegada de V. E.; regocíjome de verle señalar con el dedo y realégrome de que salieron verdaderas mis esperanzas dilatadas en la fama de las bondades de V. E. Todavía me quedan en el alma ciertas reliquias y asomos de las Semanas del jardín y del famoso Bernardo. Si a dicha, por buena ventura mía (que ya no sería sino milagro), me diere el cielo vida, las verá, y, con ellas, el fin de la Galatea, de quien sé está aficionado V. E., y con estas obras continuado mi deseo; guarde Dios a V. E. como puede. De Madrid a diez y nueve de Abril de mil y seiscientos y diez y seis años.Criado de vuestra Excelencia, Miguel de Cervantes".

¿Estudió con los jesuitas en Monterrey?

  • El cervantista César Brandariz sostiene que Miguel de Cervantes Saavedra tenía origen gallego y que nació en el pueblo de Sanabria que lleva el nombre de su primer apellido. Afirma también el autor de libros como "Reconstruyendo a Cervantes" o "Cervantes Decodificado" que el autor del Quijote estudió con los jesuitas en la localidad ourensana de Monterrey. De hecho, asegura haber descubierto un documento, la "Égloga de Virgine Deipara", procedente del archivo del colegio, cuya caligrafía atribuye a un Miguel de Cervantes que en el texto confirma su cuna sanabresa.En opinión de Brandariz y otros historiadores, los documentos que fijan el nacimiento de Miguel de Cervantes en Alcalá de Henares fueron manipulados, pues en esa partida el nombre del nacido, Miguel, fue añadido después de su escritura original en el margen izquierdo. Añade Brandariz que Miguel no se usaba como nombre en Alcalá de Henares, y que el 80% de los topónimos San Miguel se encuentran en el Noroeste, sobre todo en Galicia.

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