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BLUES DE LA FRONTERA

Cine blanco americano

Cine blanco americano

Menudo cabreo han pillado los cineastas afroamericanos al conocer su ausencia en las listas de las principales nominaciones a los Oscars. De hecho, un buen contingente de ellos ya ha anunciado que no asistirá a la gala, incluído el aparentemente ligh Will Smith (ex Príncipe de Bel Air), un tipo que hasta ahora siempre se ha caracterizado por su moderación política cuando no por la, para algunos de sus escorados brothers, ténue y blandengue postura ante los tratados con los rostros pálidos.

Smith se ha sumado a la iniciativa del siempre inquieto Spike Lee, que fue el primero en saltar a la palestra cuando se supo el "castigo" infligido por los académicos (y a fe que hay unos cuantos negros entre ellos) al gremio de color. Quien conozca a Lee sabe que lo suyo es una versión tocacojones de los Panteras Negras. En el cine de Spike, el conflicto interracial en Estado Unidos siempre está presente, al punto de que su radical militancia en el Black Power le ha llevado, entre otras acciones, a rodar algunas películas en las que solo participaron actores, actrices y técnicos negros e incluso a prohibir la presencia de periodistas blancos en sus ruedas de prensa.

Pero, al margen de estos postureos, Spike Lee ha tenido razón en varias cosas y, entre ellas, la de denunciar que, por ejemplo, hasta los años 60/70, la inmensa mayoría de los actores y actrices negros estaban condenados a interpretar papeles no ya solo secundarios, sino casi siempre como "sirvientes" del hombre blanco, cuando no de tontos útiles.

En "Haz lo que debas", Spike plantea su particular Qué hacer ante la discriminación, exponiendo dos propuestas sobre la mesa: la pacifista de Martin Luther King y la de Malcom X, pero el espectador sabe que se decanta por la segunda, es decir, la del combate, la de la violencia si falta hiciere en la, a su juicio, marxista lucha de clases que él reinterpreta como "lucha de razas".

El asunto puede parecer baladí a este lado del océano, pero es muy serio en Estados Unidos, donde a pesar de los esfuerzos realizados por sucesivos gobiernos, tanto republicanos como demócratas (todo hay que decirlo) todavía pervive, muy especialmente en los estados del sur, un sentimiento antinegro tan hondo que ríase usted de los discursos del en estos tiempos tan de moda Donald Trump.

¿Es posible que ningún director, actor, guionista, productor o técnico de escena negro no haya rodado nada de destacable en el cine estrenado durante el año 2015? Bueno,es posible, pero esto allí mosquea mucho, y más cuando es un afroamericano quien dirige los destinos del país desde la, qué paradoja, llamada Casa Blanca.

Pero fíjense si se han tomado en serio el tema que hasta en la propia Academia ya han propuesto una serie de reformas sobre el reglamento de votaciones para las futuras ediciones de los Oscar, lo cual al fin y al cabo termina por dar la razón a las protestas de quienes se han sentido excluídos.

Y es que el cine negro, como ustedes bien saben, no es el protagonizado y dirigido por negros. Eso es otra cosa, de la que sabían mucho Bogart, James Cagney o Edward G. Robinson. Este año, en la glamurosa gala, sólo se estilará cine blanco americano.

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