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SÁLVESE QUIEN PUEDA

Parados del amor en busca de pareja

Los parados del amor buscan trabajo. // FDV

Bloqueo de rama derecha de Haz de His, me dijo sonriente. Me había ido, porque era guapa, a que me viera una especialista el estado de mi corazón Long Play, de largo recorrido, y supe que está para seguir amando sin mesura a pesar de Haz de His, que debe ser un Hada mala empeñada en bloquearlo sin éxito alguno. Detectó también la experta en este músculo amoroso ciertas arritmias, aunque eso debió ser que al acercar su belleza longilínea aceleró mis pálpitos o, más bien, a que mi vida es en su esencia eso, una arritmia, una alteración en la sucesión de latidos cardíacos. El caso es que salí de allí, una clínica médica deportiva que le pusieron al juez y exalcalde vigués Ventura Pérez Mariño al lado de su casa, con el corazón guerrillero y en estado de buena esperanza, sin fatiga de combate, y me fui a una cita con una mujer que me reclamaba; no a mí sino a mi pluma y por un caso que tenía también que ver con el corazón y sus afectos. Al calor de un café supe que esta mujer, que tiene nombre de agua, acudió a los servicios de una agencia de contactos con oficinas en varias ciudades de Galicia que tiene nombre de fuego y, tras pagar una módica cantidad de inscripción, espera hace semanas la primera cita, que por fin será en breve no sin insistencia.

La dama de agua no busca desesperadamente a un hombre porque se siente sola, sino como medio para huir de una mala compañía. No huye de otro hombre que ni la mira, la desprecia o la maltrata, no, sino de una madre cruel y dictadora que para ahorrar no le deja encender la tele por la noche, ni siquiera la luz a pesar de sus medios desahogados. Una madre que la obliga a andar con velas y no en la selva entre nativos sino en medio de la ciudad entre urbanitas. Huye angustiada de una madre que, como excepción de la multitud que mueren por un hijo, la desangra lentamente a ella por dentro ahora que, divorciada y sin medios, vuelve vivir y depender de ella. La dama de agua tiene la lágrima siempre a punto y el corazón en la UVI, dispuesto a entregarlo pero con la desesperación de un refugiado sirio, Un corazón que no busca amor -ojalá también lo hallara- sino refugio para huir de una tierra que, con ser materna, se le ha vuelto enemiga y mortífera. Y se lo ha puesto en bandeja a una de estas agencias expertas en intermediaciones amorosas que, por inscribirse le ha cobrado 50 euros. Para muchos no es nada, para ella un mundo. ¿Qué pasará este cercano día en que, por fin y con demora, le han dado una cita?

La busca de pareja es una constante histórica que la sociedad moderna de mercado ha visto como nicho sin explotar y posible fuente de beneficios y así aparecieron las primeras agencias para solteros pero con domicilio físico. La aparición de Internet y sus alcances globales fue un revulsivo, una revolución en las comunicaciones que ha volcado a millones de personas sobre redes como las de Meetic, Darling, Be2... incluso alguna para dar acomodo a las mujeres del Este en la Europa Occidental: Eastloveswest. Que en algunos países estas agencias se hayan convertido en fuente principal de creación de parejas como algunos sostienen, sustituyendo al conocimiento por las vías tradicionales, tiene también mucho que ver con el absorbente sistema de trabajo. No hay tiempo para encontrar a la media naranja en un bar porque del trabajo, cuando lo tienes, te vas a casa deslomado o trabajas tantas horas que, seas hombre o mujer, te pasas en la oficina las propias del avistamiento de piezas imprescindible para la caza. Y si estás parado, uno de los oficios de mayor crecimiento, te sobra el tiempo pero te faltan medios y capacidad de oferta.

Mi amiga, la dama de agua, no tiene a la soledad como principal origen de su demanda de pareja sino la necesidad de huida. Si además de refugio hallara amor, sería un privilegio. Pero un árbol no puede ocultar el bosque de cuatro millones de españoles que sufren de soledad según un estudio reciente. La mujer de mediana edad que nunca se casó, sus padres murieron, los hermanos se distanciaron y nunca tuvo un trabajo estable. El divorciado sin hijos cuya familia está a 10.000 kms de su piso de Castellón, en la Argentina que dejó hace 21 años. La que quedó viuda a sus 43 años, dedicada antes a criar a sus hijos, a los que el trabajo les ha distanciado de ella y su ciudad de origen. Y todos esos que forman parte de un nuevo perfil de víctima de la soledad: el parado, ese que comprueba que han florecido los jazmines de la terraza pero ya van 15 días y no ha venido ni un amigo a verlos. Todos esos son clientes potenciales de estas agencias dedicadas a cubrir vacíos. Yo por ahora me abstengo, a pesar de que el hada Haz de His esté intentando en mi corazón un bloqueo.

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