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¡Vaya valla!

¡Vaya valla!

El juez Enrique López, magistrado de la Audiencia Nacional, es un motorista alto y bien parecido. El juez Enrique López, ex magistrado del Tribunal Constitucional, se va encargando del caso Gürtel contra viento y marea. El juez Enrique López escribe con un estilo peculiar. Hasta aquí tres datos innegables sobre el juez Enrique López.

Puntualizando un poco más, la pasión por la motocicleta del juez Enrique López es tanta que puede subirse a la suya con unas cuantas (y bastantes) copas de más y sin casco, se encarga de la Gürtel cuando son bien conocidas sus relaciones con el partido enfangado hasta la boina en la trama y presenta escrito, con hasta cincuenta faltas de ortografía, negándose a renunciar al caso en cuestión a pesar de las dudas sobre su imparcialidad. En su descargo hay que decir que lo de la moto lo sabemos por mala pata (si no le pillan, ni nos enteramos), que lo de encargarse de la Gürtel le viene de más arriba y que lo de las faltas de ortografía fue, según afirmó en su momento, un error informático. La vida del juez Enrique López es trepidante.

Más descargos. El juez Enrique López corrigió su escrito de no renuncia y redujo el número de faltas de ortografía a diecisiete. Dejando de lado la sintaxis cuando menos cachaverosódica de sus escritos, hay que reconocer que el juez Enrique López se esfuerza lo suficiente como para reducir sus faltas en un 66%. Lo que pasa es que la gente es muy mala y sigue sin estar satisfecha: no le perdonan lo de ese "vallamos por partes" digno del Jack el Destripador más inspirado. El problema es que el juez Enrique López se ve en la obligación de someterse a un examen oral, en forma de acto público, y la cosa lingüística y psicosocial se le complica: afirma que sabe perfectamente cuál es la diferencia entre el verbo "ir" (no cita la primera persona del plural del presente de subjuntivo porque no le da la gana) y el verbo "vallar", porque él, el juez Enrique López, es de pueblo y puso muchas vallas a lo largo de su juventud rural. A nuestro juicio, tal justificación, ¡vaya valla!, poca falta le hacía al juez Enrique López, a no ser que tenga la intención de equipararse a Mariló Montero y su afirmación de ser "de origen humilde" para justificar sus, digamos, originales y acaso audaces opiniones.

(Tenemos que estar orgullosos de nuestra democracia. Tienen las mismas oportunidades de llegar a lo más alto Enrique y Mariló, personalidades de origen rural y humilde, que Mariano Rajoy, sin duda perteneciente a la alta burguesía barcelonesa, como demuestra su sorprendente capacidad para hablar catalán antes que gallego; y eso a pesar de haber nacido en Santiago de Compostela.)

Dirán ustedes que para qué se mete el juez Enrique López en estos avisperos (son sus propias palabras) y no renuncia al caso Gürtel sin más escritos de por medio. No le va la vida en ello. ¿O sí?

@JulianSiniestro

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