Para la Alejandra Sampedro niña, recorrer los rincones inhóspitos de Cabo Silleiro, donde su abuelo era farero, implicaba encontrar una joya a cada paso. Llenas de color y pulidas por el tiempo y el mar, las crebas que fue atesorando se convirtieron en el material de su arte cuando ya estaba finalizando la carrera de Bellas Artes.
Ahora, hasta el 28 de abril, expone una selección de sus piezas en los cinco espacios que la sala Apo´strophe tiene en el Centro Comercial Plaza Elíptica. En "Brétemas", se vislumbra el interés de la artista por el cuerpo femenino y la dualidad. Esculturas con posturas en tensión comparten lugar aquí con binomios de individuos o los rostros-mosaico de mujeres de renombre de nuestra cultura.
"Son figuras que están escondidas en sí mismas y se van desvelando y reconstruyendo a través del juego. Así surge "Brétemas":_es lo que se intuye, lo que no se deja y lo que se deja ver", explica Alejandra.
También es el desgaste con la creba como metáfora, "el error como algo positivo, la belleza de la arruga, de la llaga. Porque no todo tiene que ser perfecto y productivo", apostilla.
Profundamente interesada por lo lúdico ("el paseo, la pausa, la recolección, la observación y, por supuesto, el reciclaje, siempre buscando la alegría"), Sampedro también fotografía esos parajes abandonados donde encuentra las crebas y otros materiales como bujías, cristales rotos, juguetes llenos de herrumbre o incluso un diente de un perro, que se transforman en objetos artísticos cuando pasan por sus manos, por ejemplo en piezas de cerámica (una técnica a la que últimamente está dedicando más tiempo) que hacen referencia a la soledad de las grandes urbes y a la soledad que sienten los individuos.
