Recién estrenada en su mayoría de edad, la joven poetisa viguesa Lara Fernández ha visto cumplida una de sus mayores ilusiones desde que era niña: publicar su propio libro de poemas. "El mundo en un verso", que bien podría llamarse mi mundo en un verso, refleja en 47 poemas un viaje de seis años por los sentimientos de la autora apasionada de Bécquer y Salinas.
La obra incluye desde alguno de sus primeros versos, escritos con 12 años y centrados en temas como la naturaleza -dedica uno al río Lagarés, junto al que creció y vive-, el mundo taurino o más bien antitaurino, hasta los más recientes, inspirados en sentimientos como el amor, el desamor, la felicidad y la falta de ella. No faltan versos dedicados a su madre -asegura que la afición literaria le viene de ella: "De niña leía las cositas que ella escribía en prosa o en verso"- y a las víctimas de la violencia de género. Romántica e introspectiva, a Lara Fernández, estudiante de Realización en el IES Audiovisual de Vigo, le gusta ahondar, profundizar e invitar al lector a analizar sus metáforas, anáforas y otras figuras retóricas.
Con el poeta y presidente del Instituto Gallego de Estudios Marinos Félix Loira como prologuista de su primera obra y Estanislao Fernández de la Cigoña como editor (la obra está publicada por la Asociación Galega para Cultura e a Ecoloxía, entidad que él preside), Lara Fernández presentará su opera prima el próximo 29 de abril en el Centro Sociocomunitario del Calvario. Allí estarán su maestro poético, Félix Loira, su editor, los directores de los centros donde estudió (Nuestra Señora de La Esperanza, donde ganaba todos los concursos literarios y obtenía puntuación extra por recitar y leer en voz alta, y el IES Carlos Casares), sus compañeros del grupo poético Brétema, presidido por Amante Romero, Jandro Barciela, que amenizará el acto junto a José Martínez y su guitarra... y el público interesado en conocer a una joven que nació poeta.
Curiosa e inquieta, Lara se interesaba de pequeña por los escritos de su vecino, Félix Loira, quien la llevó con 12 años al grupo poético Brétema. "Era como el juguete de todos; me gustó mucho trabajar con gente mayor que se interesaba por mí, por enseñarme, por darme técnicas", explica. De ellos dice que son su pilar; si bien la lectura, los recitales, la escritura que práctica en cualquier momento del día, en cuanto la sienta, aunque sea en plena calle, y su paso por la adolescencia la fueron haciendo evolucionar.
Escucharle recitar, con su voz dulce y su entonación envolvente, es una medicina para el alma.
