Un único testigo centró la segunda jornada del juicio que se celebra en Vigo contra el presunto grupo de narcos que trató sin éxito de robar medio kilos de cocaína a dos arousanos. Y es que la exhaustiva toma de declaración por parte de fiscal y abogados defensores al agente del grupo Udyco de la Policía Nacional que ejerció como secretario en las indagaciones policiales se prolongó más de tres horas. Una de las cuestiones que remarcó el agente es que Marino Giménez, hermano de Sinaí y miembro del clan de Los Morones, era el "coordinador" del plan. El cerebro. "Controlaba" a los demás, incluido, señaló el investigador, a Enrique P.M., el guardia civil que también está entre los siete acusados en el proceso. "Prácticamente le daba órdenes", explicó, agregando que el agente "obedecía". Para este policía, no hay "ninguna duda" de la implicación del guardia en el vuelco -que es como se denomina en el argot policial la práctica de los narcos que roban droga a otros traficantes-: a su juicio, la intervención del efectivo con vehículo oficial incluido simulando un control policial no tenía otro objetivo que el darle un "halo de legalidad" al ilícito plan de la banda.

Los siete acusados, tanto los vinculados a Marino como los dos arousanos a los que supuestamente iban a sustraer la cocaína, afrontan penas que suman en total 60 años y medio de prisión. El policía que ayer compareció como testigo en la Audiencia viguesa afirma que las indagaciones se iniciaron en torno al clan de Los Morones -las defensas insisten en que se trataba de una rama distinta de la familia-, ante la sospecha de que podrían dedicarse a actividades ilícitas. Las pesquisas, señaló, les fueron llevando "paso a paso" hasta Marino, sobre el que descubrirían que era el que tenía una posición "de superioridad" en la banda, pese a que no dio "la cara" cuando iban a tratar de sustraer la droga.

Ese vuelco iba a producirse la mañana del 16 de enero de 2014. De forma previa las comunicaciones telefónicas entre Marino y otros miembros de la banda, especialmente con el agente, eran constantes. El guardia civil frenó la pretensión de Marino de realizar ya el robo el día anterior. "Ahora ya nada que hay otra patrulla y está el teniente, chulín", le dijo el agente. Quedaron para perpetrar el supuesto plan a la mañana siguiente. La localidad de Mos, a la altura de una gasolinera, fue el lugar elegido. "Tienes que salir con la lola [pistola] como si fuesen unos atracadores [...]", le dijo por teléfono Marino, que proporcionó al guardia la ruta y los datos del vehículo en el que iba la droga para que simulase el control policial. El agente acusado, según lo previsto, llegó a parar al coche. El objetivo era que mientras intervenía el guardia y su compañero (este último ajeno al plan ilícito), otro miembro del grupo aprovecharía para huir con el estupefaciente de los arousanos sin pagarles. Pero el plan se frustró. Tras sus pasos iba la Udyco, que frenó el vuelco. Los policías sospechan que pudo haber operaciones anteriores entre Marino y el agente.