María G. M., la ourensana de 44 años de edad que se sentó en el banquillo por retrasar más de dos meses la entrega de su hija menor, tras el cambio de custodia en favor del padre, ha sido condenada a 3 meses de prisión y al pago de 2.000 euros en concepto de daños morales. La magistrada la considera responsable de un delito de desobediencia grave. La resolución no es firme y cabe recurso de apelación ante la Audiencia Provincial que es posible interponga la acusación particular ya que pedía cuatro años de prisión y 40.000 euros de indemnización.