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FARO entrevista al Comisario honorario de la Policía Nacional

Ángel Galán Díez: "Muchos de los casos pendientes en Galicia están resueltos para la Policía pero no para los jueces"

Investigó muertes como las de Déborah Fernández y Manuel Salgado, o la desaparición de María José Arcos: "Investigadores y familias sabemos quiénes fueron los responsables"

Ángel Galán.

Ángel Galán es comisario principal honorario de la Policía Nacional. Hasta que se jubiló, hace dos años, por sus manos pasaron los grandes crímenes y las desapariciones más inquietantes de la última década en España. Al frente de la Unidad de Delitos Violentos (Udev) llevó numerosos casos todavía pendientes en Galicia como la muerte de la viguesa Déborah Fernández en 2002; el triple crimen de Burgos de la familia ourensana de Julia dos Ramos, su hijo de 11 años y su marido en 2004; o el asesinato de Manuel Salgado en un aparcamiento vigués, así como las desapariciones del arousano Fernando Caldas, María José Arcos, Aurora Mancebo o la pareja de Cabral cuyo coche apareció calcinado y tiroteado. Y es que hace una década, asegura, Pontevedra era la provincia que registraba mayor número de desapariciones inquietantes. Esta tarde presenta en el hotel Zénith de Vigo un curso de investigación criminal sobre desapariciones que impartirá el próximo mes de febrero a través de Instituto de Probática e Investigación Criminal, dirigido a todo tipo de profesionales y estudiantes.

- Ha dejado muchos casos sin cerrar, al menos en Galicia. ¿Son todos espinitas clavadas?

-Policialmente todos los casos están cerrados, no así judicialmente porque no hay pruebas suficientes para ir a juicio, según los jueces o los fiscales. Pero para nosotros están resueltos. En muchos de los casos pendientes en Galicia hay más pruebas que en el caso Asunta, cuyos padres están en prisión y condenados. Todos sabemos quienes han sido, en ocasiones incluso los jueces que llevaban las diligencias, y por supuesto las familias.

-La ausencia del cadáver dificulta juzgar a alguien por homicidio, pero en otros casos hay cuerpo y no se detiene al asesino.

-Hay crímenes sin cuerpo, pero no para la justicia. En el caso de una mujer de Hellín un jurado popular condenó al homicida a 17 años, pero llegó el Supremo y dijo que no había cuerpo. Las leyes que tenemos son estas y creo que es bueno que los ciudadanos lo sepan. Como no está la foto del momento en que matan... Muchas veces los jueces nos piden la foto del crimen y la mayoría de las veces no es posible, aunque sí tenemos otras muchas cosas.

- La Udev era como la UCI de casos desahuciados, con el tiempo transcurrido hasta que les llamaban a ustedes ¿no se perdían pistas?

- Es un error pensar que los primeros días son fundamentales. Efectivamente hay cosas que pueden perderse, errores irrecuperables, pero no quiere decir que no puedan salir bien las investigaciones. En todos los casos citados en Galicia hay datos suficientes para saber qué ocurrió. Otra cosa es que con las pruebas existentes los sospechosos puedan ser llevados ante la Justicia con garantías de que no van a ser absueltos. María José Arcos y Fernando Caldas están muertos y sin ninguna duda se trató de un homicidio.

-Parece que deja en manos de los jueces que se les juzgue o no.

-Tenemos el caso de Marta del Castillo. No hay cadáver pero si su asesino en prisión. ¿Qué lo diferencia del caso de María José Arcos? El autor del crimen de Marta saldrá a la calle sin decir donde están sus restos. ¿Qué Justicia tenemos aquí? La presión mediática también juega su papel. Somos tan garantistas que la Justicia da más derechos a los vivos que a los muertos. Tal vez hay que cambiarla y eso no es problema de los jueces, sino del legislador. Los familiares saben quienes deben estar en prisión, por eso están enfadados y decepcionados. Yo los entiendo.

- Al caso de Déborah le ha dedicado muchas horas. ¿Qué ocurrió?

- Los forenses no pudieron determinar si fue una muerte súbita o un homicidio por asfixia mecánica. No sufrió, no había ningún signo de violencia en su cuerpo. Está claro que se encontraba con un hombre cuando falleció y que se asustó cuando ella murió. Metieron el cuerpo en un congelador varias semanas y después lo depositaron con mimo en una cuneta y taparon con hojas sus partes íntimas, no querían que la gente la viera desnuda. El problema para esclarecer lo ocurrido es que los primeros investigadores buscaban a un asesino en el entorno de Déborah, aunque pudo ser una muerte natural. El tío debió pensar que mejor callarse porque lo iban a considerar sospechosos de homicidio.

- ¿Hay testigos de lo ocurrido?

-Déborah estaba sola con otra persona en el momento de su muerte, pero estoy seguro de que en el traslado del cuerpo participaron más. Tal vez alquien aconsejó que era mejor dejarla en la cuneta porque no encontraban otra forma de deshacerse del cuerpo.

-Hemos hablado solo de "fracasos", dígame algún éxito que le hay recompensado.

-Mi mayor satisfacción es cuando hablo con las familias de las víctimas, nos valoran y valoran nuestro trabajo. Saben más o menos qué ocurrió y quien es la personas que cometió el crimen. Que haya prisión o no para el culpable depende de las leyes y de los jueces, que unas veces actúan de una forma y otras no.

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