Un guardia civil de la localidad ourensana de Verín se vio envuelto en un atraco en el hotel de Mérida en el que se alojaba el pasado fin de semana disfrutando de unos días de permiso para viajar con el grupo de gaitas en el que toca el bombo. Su actuación no solo frustró el robo en el establecimiento, sino que desencadenó una operación policial que culminó con la detención de otras cuatro personas (tres españoles y un rumano, de 23 a 53 años) a las que se le atribuyen siete robos con violencia e intimidación ocurridos entre 31 de enero y el 2 de marzo en diferentes puntos de la provincia de Badajoz.

El agente de Verín y sus acompañantes se encontraban la madrugada del viernes en la cafetería del Hotel Romero cuando de repente entró una persona armada con una pistola, en actitud amenazante y agarrando al recepcionista como rehén. Lo primero que hizo fue sustraer el dinero de la caja registradora y después empezó a reclamar uno por uno a los que allí se encontraban todo lo que llevasen encima de valor. Fue el momento que aprovechó el Guardia Civil de Verín para reducir al atracador, quitarle el arma y proceder a su detención.

Alejandro Montesinos entró en la Guardia Civil con 18 años y han pasado 20 sin que se enfrentase a un atraco real. "He hecho muchos simulacros pero esta fue mi primera vez real", comenta.

En cuanto vieron al encapuchado armado con el rehén sus amigos se volvieron hacia él: "Soy monitor de defensa personal policial y Guardia Civil, ellos lo saben y me decían con la mirada que hiciese algo. Les noté muy nerviosos, así que les pedí tranquilidad y que levantasen las manos porque desde que entró el individuo sabía que tenía que hacer algo. Entonces esperé a asegurar mi posición para no poner a nadie en peligro: me abalancé sobre la pistola y le hice un barrido de judo para inmovilizarlo boca abajo".

Pero aun con el ladrón en el suelo e inmovilizado, Alejandro Páez intuyó que algún cómplice podría entrar abriendo fuego, así que le pidió al camarero que cerrase las puertas para que nadie pudiese entrar hasta que llegasen las patrullas. No fue hasta el día siguiente cuando supo que había propiciado la caída de una banda peligrosa.