La grave oleada de incendios que se produjo en agosto de 2006 llega a la Audiencia Provincial de Pontevedra, donde se juzgará la próxima semana al presunto autor de uno de los fuegos más devastadores en la comarca pontevedresa y que no solo devoró miles de hectáreas de montes de Cerdedo, Cotobade y Pontevedra, sino que acabó con la vida de dos mujeres, madre e hija, que se vieron atrapadas por las llamas cuando circulaban por la carretera N-541. El presunto pirómano, Serafín Pardiñas Pérez, vecino de Cerdedo y de 57 años, se enfrenta a una petición del fiscal de cinco años de prisión, además de a una indemnización de 90.000 euros para los familiares de las víctimas.

La Fiscalía le imputa un delito de incendio forestal que afectó a una gran superficie, y dos de homicidio imprudente "en relación de concurso ideal" con el primero, según señala en su escrito de acusación, donde aclara que "el imputado prendió fuego a la masa forestal sin reparar en que su conducta incendiaria podría causar algún daño material o alguna desgracia personal, y se marchó del lugar sin dar aviso en ningún momento a los servicios de extinción de incendios".

El relato del fiscal detalla que a las 14.10 horas del 4 de agosto de 2006, Pardiñas "prendió fuego al monte con un mechero, en el lugar de Serrapio (Cerdedo), con el ánimo de lograr la quema de montes o masas forestales y de perjudicar el equilibrio de los sistemas naturales o la salud del ecosistema". Añade que el fuego no se pudo extinguir hasta nueve días después tras arrasar "entre 8.000 y 14.000 hectáreas".

Circulación

El incendio también obligó a cortar la circulación por la N-541 en sentido a Pontevedra en el kilómetro 68 y en dirección a Ourense en el 72. Pero antes de que la Guardia Civil procediera a esos cierres, dos mujeres, madre e hija, circulaban en su vehículo por esa carretera para regresar desde Silleda hasta su domicilio en Vigo, y "a la altura del kilómetro 70,7 (que la Guardia Civil sitúa en Dorna, Cotobade) fueron sorprendidas por el fuego y por el humo en un tramo de vía muerta", por lo que salieron del coche "y murieron sobre las 18.30 horas del 4 de agosto por asfixia y quemaduras por efecto directo del humo y de las llamas". Se trataba de Celia Golmar, de 75 años, y su hija Marisa Castro, de 50.

Días después, Ana Massó, nieta e hija de las fallecidas, exigía una investigación para aclarar por qué no se había cortado la carretera antes y relataba que su madre, que conducía el vehículo, no veía nada por el humo y el coche acabó en una zanja, por lo que lo abandonaron. El relato del fiscal no hace referencia a este asunto, aunque sí destaca que el fuego "se extendió con rapidez debido a las condiciones meteorológicas y ambientales favorables, con vientos de 44,28 kilómetros por hora especialmente secante, una humedad relativa del 40% y una temperatura media de 28,6 grados". Aunque "el incendio se inició en una zona con unas pocas casas deshabitadas y cuyas carreteras comarcales más próximas son de escasa circulación o tráfico", las llamadas acabaron afectando a los montes de Serrapio y Pedre (Cerdedo), de Cotobade y de Campo Lameiro, así como de Bora y Marcón. La extinción se valora en 263.0160 euros, cantidad en la que la Fiscalía pide que sea indemnizada la Xunta.

Serafín Pardiñas fue detenido a finales de aquel agosto y permaneció en prisión provisional más de un año. Aunque entonces se le llegó a relacionar con casi un centenar de incendios registrados en la zona entre 2002 y 2006, la acusación de la Fiscalía solo se refiere al que provocó la muerte de estas mujeres, si bien sí recuerda que cuenta con antecedentes penales, con dos sentencias por robo y una condena en 2002 de la Audiencia por delito de violación.