Una joven subsahariana, convertida en testigo protegido tras denunciar estar prostituida a la fuerza en un club de Ponteareas, ha permitido a la Policía Nacional desarticular una red nigeriana internacional de tráfico de mujeres asentada en Valencia y que las explotaba en bares de alterne de toda España y Europa. Agentes de Extranjería, en colaboración con Interpol, rescataron a una menor que iba a ser prostituida y detuvieron el domingo en Valencia a tres presuntos integrantes del grupo, lo que eleva a una veintena los arrestos practicados desde el mes de febrero. Se trata de dos hombres y una mujer identificados como D.E.E., de 35 años; K.E., de 27 años y la mujer P.T., también de 27 años.

Los tres ingresaron ayer por la tarde en la prisión pontevedresa de A Lama tras negarse a declarar en el Juzgado de Instrucción 2 de Ponteareas, que lleva las diligencias de esta investigación abierta en junio del año pasado. La juez les imputa un delito de tráfico de seres humanos y otro de falsificación de documentos y moneda. La organización, dirigida presuntamente por un vecino de Valencia que regenta una tienda de productos y artesanía africana, se dedicaría a otros delitos asociados como extorsión o hacking para el robo de tarjetas de crédito.

La comisaría de Vigo abrió una investigación al detectarse la presencia de mujeres de nacionalidad nigeriana que se dedicaban a la prostitución en la zona de Beiramar y que, en controles rutinarios de Extranjería, presentaban documentos falsificados. Pero fue la denuncia de una de las víctimas la que judicializó el caso en Ponteareas. La mujer nigeriana, que trabajaba en un club de alterne en O Condado, ahora testigo protegido, relató a los agentes que la habían traído a la fuerza y la obligaron a prostituirse. Precisamente ella vinculó a la trama a los tres nigerianos que ayer declararon en Ponteareas.

Las indagaciones de la comisaría viguesa llevaron hasta Valencia, donde estaban asentados los presuntos responsables de la mafia nigeriana que, al parecer, distribuía mujeres por distintos puntos de España y también de Europa. La última fase de la operación, que por su magnitud se ha centralizado en la Brigada de Extranjería de Madrid, se adelantó al detectarse la presencia de una menor y el temor de que iba a ser explotada sexualmente, sigue abierta y no se descartan nuevas detenciones.

La forma de actuar de la red es la misma que la de todas las mafias nigerarianas, si bien este grupo introducía a las mujeres subsaharianas en España a través de ciudades europeas, como Londres o Paris. Los implicados en esta trama practicaban vudú y amenazaban a las víctimas con males de la magia negra. La principal actividad de la red era el tráfico de mujeres de origen subsahariano a las que obligaban a prostituirse en la calle o en locales de alterne bajo amenazas de muerte, el vudú o fuertes palizas. Además de Valencia, donde reside el cabecilla de la organización, otras personas fueron detenidas en Madrid, Barcelona, Sevilla, Tarragona, Algeciras y las Palmas.

El testimonio de la nigeriana residente en Ponteareas permitió deshacer la madeja. Una vez en España las jóvenes tenían que pagar mensualmente una cantidad a la organización y de no hacerlo eran amenazadas con el vudú o con daños a sus familiares en Nigeria, además de golpes. Otro sistemas de extorsión se basaba en la imposición de multas ilegales.

La organización usaba para introducir a las mujeres su documentación o incluso papeles falsos, como el caso de una menor que fue introducida hace unas semanas. La policía logró ese dato a través de escuchas telefónicas que figuran en el expediente enviado al Juzgado de Ponteareas, pero los detenidos no quisieron informar sobre las mismas.

Según distintas fuentes, la banda también está relacionada con otros delitos ya que parte de sus integrantes estaban especializados en lograr números de tarjetas de crédito a través de "hacking", en su mayoría de entidades bancarias de Estados Unidos, con las que realizaban compras por Internet de artículos que luego revendian a otros nigerianos a menor precio.