La península de Monteferro, en el municipio pontevedrés de Nigrán, vivió ayer un milagro. Dos agentes de la Policía Autonómica lograron salvar la vida tras despeñarse su coche patrulla por un acantilado de más de 50 metros de altura en una zona rocosa. Tras un aparatoso y complicado rescate, los efectivos de Vigo, que estaban realizando tareas de control de furtivismo, fueron atendidos en hospitales de la ciudad olívica de diversos traumatismos. Uno de ellos, de 46 años, se encuentra grave y en la UCI del Hospital Xeral y fue intervenido por la tarde. El otro, J.M.A.P., de 38 años, permanecía por la noche en observación en la clínica Fátima, ya que sufre contusiones en todo el cuerpo, aunque menos severas.

Como cada día desde hace más de catorce años, la patrulla circulaba en un todoterreno Nissan Terrano por las pistas forestales de la península en dirección al faro para vigilar las habituales prácticas de furtivismo en la captura de percebe. El mal estado del estrecho vial situado al borde del despeñadero y la presencia de barro en el mismo pudieron causar el accidente, según aseguraban efectivos de los distintos cuerpos de seguridad y emergencias desplegados en el lugar, que tampoco descartan el despiste del conductor.

El vehículo se precipitó por el barranco y aterrizó en un pequeño reducto de arena rodeado de rocas que pudo amortiguar el golpe. Los afortunados policías se encontraron también con la ventaja de que la marea estaba baja, lo que impidió que se ahogaran atrapados en el habitáculo y facilitó las duras tareas del rescate. Así lo aseguraron miembros del Grumir del Val Miñor, que se encargaron de la excarcelación del herido más grave.

J.M.A.P. fue capaz incluso de llamar a sus compañeros de la Policía Autonómica a través del teléfono móvil. Dos patrullas acudieron inmediatamente al lugar, seguidos de una ambulancia del 061 en Baiona. Los siguientes en llegar fueron los efectivos del Grumir, de la Policía Local y la Guardia Civil. Salvamento Marítimo y el helicóptero “Pesca 1” completaron el operativo.

La llamada de alarma se produjo en torno a las once y media de la mañana y, media hora después, comenzaba el arduo rescate. Los tres agentes del Grumir se dirigieron al coche con un equipo de excarcelación portátil por una improvisada senda entre los cantiles, al igual que los sanitarios de la ambulancia y los demás efectivos. Allí se encontraron que el accidentado menos grave ya estaba fuera del vehículo, puesto que logró salir sin apenas dificultad y presentaba contusiones en todo el cuerpo, las más fuertes en una mano y en la parte trasera de la cabeza. A su compañero hubo que excarcelarlo y la tarea duró unos quince minutos. Sus traumatismos se centraban en la cabeza, el tórax y en la pelvis.

El “Pesca 1” izó a J.M.A.P. y lo dejó en tierra para que una ambulancia medicalizada lo trasladase a la clínica Fátima. A su compañero se lo llevó directamente al aeropuerto vigués de Peinador, desde donde fue trasladado al Hospital Xeral de Vigo, en cuya UCI permanecía al cierre de esta edición.

El segundo capítulo comenzó ya por la tarde, cuando una grúa acudió al lugar para recuperar el coche patrulla, totalmente destrozado. Los operarios bajaron y lo engancharon para alzarlo hasta la pista de nuevo, pero se atrancó con un árbol y los efectivos del Grumir tuvieron que intervenir de nuevo para cortarlo. A las ocho de la tarde todo había terminado.

“No les tocó la lotería en Navidad, pero sí ahora”

La fortuna acompañó a las dos víctimas del accidente de Monteferro y nadie dudaba de ello ayer en el entorno. Tanto los efectivos de los distintos cuerpos de seguridad y emergencias que intervinieron en el dispositivo como las decenas de curiosos que visitaron después el lugar no dejaban de repetir el mismo comentario: “han vuelto a nacer”.

Tras culminar el duro rescate, un agente del Grumir aseguraba que a los compañeros de la Policía Autonómica “no les tocó la lotería en Navidad, pero sí ahora”.

“Son muchas las circunstancias que se han unido para que se salvasen. Hay que dar gracias a Dios”, comentaba una vecina que acudía con su marido por la tarde a la zona para hacerse una idea de cómo había sido. “Lo vimos en las noticias por la tele y no dábamos crédito”, explicaba.

Al habitual atractivo de la belleza paisajística de Monteferro, que combina mar y monte separados por agrestes acantilados, se unía ayer el suceso. “Venimos mucho por aquí y hoy con más motivo, ya que ocurrió esto y además aprovechamos que no llueve”, indicaban dos mujeres residentes en Panxón.

Visita oficial

Los curiosos se encontraron a media tarde con las tareas de recuperación del coche patrulla, a las que asistieron el director xeral de Emerxencias e Interior, Santiago Villanueva; el comisario de la Policía Autonómica, José Antonio Álvarez; y la delegada de la Xunta en Vigo, Lucía Molares.

Villanueva atribuyó lo ocurrido a la estrechez de la pista forestal y a su mal estado y destacó la experiencia y profesionalidad de los agentes, ambos “excelentes conductores”, recalcó.

El director xeral destacó la importante labor que desempeñan las patrullas como las de los agentes accidentados en la prevención del furtivismo en zonas de difícil acceso como la de Monteferro y lanzó un mensaje de ánimo para los policías y sus familias. En similares términos se expresó Lucía Molares, quien destacó que su departamento está pendiente del estado de ambos agentes, “aunque no se teme por su vida”.