El juicio contra Jaime Giménez Arbe por el asesinato de dos guardias civiles en 2004 ha quedado ayer visto para sentencia tras una sesión en la que "el Solitario" afirmó que nunca mató a nadie y el fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Navarra, Javier Muñoz, le calificó como "un criminal sin escrúpulos".

El atracador cerró el juicio ejerciendo su derecho a la última palabra y defendiendo su "absoluta inocencia" sobre la muerte de los guardias civiles Juan Antonio Palmero y José Antonio Vidal en junio de 2004 en Castejón (Navarra), aunque reconoció que tampoco es "un angelito". Tras mostrar su "sentido pésame", criticó que no tuvo un juicio justo ya que, dijo, se vulneró su derecho a la presunción de inocencia.

Giménez Arbe, cuya declaración se dio por finalizada cuando comenzó a hablar en un idioma similar al árabe, señaló que en sus enfrentamientos con la policía en sus "expropiaciones de bancos" procuró disparar a las piernas para poder escapar y nunca tuvo la "intención de matar a nadie", ya que en ese caso "habría muchos otros policías muertos".

La presunta culpabilidad de "el Solitario" fue puesta de manifiesto previamente por el fiscal que solicita 52 años de cárcel y que considera "perfectamente acreditado" que efectuó 21 disparos con un subfusil automático sobre los agentes, en una acción "sorpresiva" que no dio tiempo a éstos ni a desenfundar sus armas.

Antes de finalizar la vista, los forenses calificaron al atracador como una persona "teatral" e "histriónica".