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Sexo y edad en la discriminación sanitaria

El trato desigual en la salud provoca errores en diagnósticos, falta de tratamiento e, incluso, violencia

Un médico atiende a una paciente de edad avanzada. // Freepik

La Unión Europea recoge en sus leyes el derecho a la atención sanitaria sin discriminación por causa de sexo, edad, raza, etnia, religión, etc. Sin embargo, el trato desigualitario se produce habitualmente y más a menudo de lo que podría parecer. Diferentes expertos hablan sobre cómo el sexo y la edad influyen negativamente en el cuidado sanitario de las personas.

La edad es un factor determinante en la discriminación que sufren los ciudadanos y, a más edad, peor trato. "El edadismo es una discriminación tan potente como el sexismo o el racismo", valora el presidente de la Sociedade Galega de Xerontoloxía e Xeriatría, Miguel Ángel Vázquez. El especialista advierte que es "muy cotidiana y está muy consentida por nuestro entorno" por lo que abarca también el ámbito médico.

La asociación ha realizado un estudio en Galicia sobre la atención primaria que reciben los mayores. Las conclusiones muestran que los médicos dedican menos tiempo a atender a estos pacientes en comparación con otros más jóvenes. Y hay más, las mujeres pasan todavía menos tiempo en consulta que ellos.

Todo esto a pesar de que habitualmente los mayores sufren deterioros sensoriales, como puede ser la falta de audición, que les cuesta comprender más la tecnología médica y que sufren más patologías que requieren de medicación. "Los datos pueden ser sometidos a debate, pero el hecho es que les dedican menos tiempo simplemente porque son mayores y se considera normal que estén enfermos", valora Vázquez, que añade que la vejez es muy heterogénea y cada caso es particular, por lo que invita a los médicos a implicarse más con los pacientes y tener en cuenta que "si le duele no es porque sea mayor, hay una causa". Recuerda también que existe un trato discriminatorio cuando se les habla más lento o de manera infantil: "Les hacen partícipes de una situación que acaban asumiendo, piensan que, como son mayores, no les queda otra que aguantar".

Este trato diferencial repercute después en el tratamiento que reciben. La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología celebró ayer una jornada dedicada a la atención del cáncer en pacientes de edad avanzada. El 40% de las personas que sufren esta enfermedad tienen más de 70 años, sin embargo, como señaló la doctora Regina Girones Sarrió, del Hospital Lluis Alcanyís de Xátiva de Valencia, existen limitaciones en el acceso a los tratamientos "por la sobreprotección de nuestra cultura sobre el paciente anciano, ya no solo al tratamiento sino también al servicio de oncología, donde se quedará en el proceso diagnóstico por el hecho de la elevada edad".

Además, advierte la doctora, "no se deben extrapolar datos de población más joven u otros ensayos, y es fundamental disponer de más datos reales de pacientes mayores, de los tratamientos y de su evolución, sobre todo, para valorar qué es lo que tenemos y qué es lo estamos haciendo".

Vázquez denuncia que "no hay ningún estudio que demuestre que el cáncer es menos agresivo con las personas mayores, pero sí un mito popular, 'como es mayor, es menos agresivo", lo que, según él, "es una excusa para reducir el derecho de acceso de las personas mayores a las terapias y esto debilita de un modo notable el derecho a la salud". Y remata: "Parece que la vejez es una enfermedad y no un mero proceso fisiológico, que por ser mayores tienen que sufrir dolor; la edad es un factor que contribuye a la aparición de enfermedades pero no es el factor causal".

Agresiones en el parto: violencia obstétrica

  • Falta de información, maniobras no consentidas expresamente, comentarios fuera de lugar, minimización del dolor... Todas estas prácticas forman parte de la violencia obstétrica, un tipo de agresión que se produce sobre las mujeres durante el parto. La OMS reconoce esta violencia y destaca que hay que tener presente que las mujeres son "especialmente vulnerables durante el parto" y que "estas prácticas podrían tener consecuencias adversas directas tanto en la madre como en el bebé". Destacan además que estos casos tienen una mayor incidencia en las mujeres jóvenes, en aquellas que tienen un nivel socioeconómico bajo o si pertenecen a alguna minoría. El sistema sanitario español establece un Plan de Parto en el que las mujeres pueden especificar ciertas peticiones en el momento de dar a luz. Sin embargo, en muchos casos este plan no se tiene en cuenta, según denuncian algunas asociaciones como El parto es nuestro, y acaban sometiéndose a prácticas no deseadas.

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