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La brecha del uniforme escolar

La imposición de un atuendo unisex en un centro británico reabre el debate sobre la homogeneización de los alumnos

La brecha del uniforme escolar

Un colegio británico de secundaria ha establecido el uso de un uniforme unisex para evitar "problemas de desigualdad". Según ha comentado el director del colegio Priory, al sur de Inglaterra, el género neutro en la vestimenta quiere acabar con las quejas de algunos chicos por tener que llevar corbata frente a las chicas que no la usan y de estas por la falda, así como otros temas de "decencia" y facilitar a los alumnos transgénero la cuestión de la ropa. El caso reabre un viejo conflicto entre la idoneidad de acudir a los colegios uniformados y sobre si cumplen su función de homogeneizar al alumnado.

La imposición del uniforme busca, en teoría, dar a los estudiantes la garantía de que todos parten con las mismas oportunidades y características. "La uniformidad trata de ideologizar el pensamiento único", comenta el pedagogo José Manuel Suárez, quien sostiene que lo hace en detrimento de la identidad de los menores en favor del reconocimiento de la escuela: "El uniforme es una distinción que categoriza a una clase profesional, social... y en este caso es casi un símbolo de los colegios, sobre todo en los privados, que siguen manteniendo el clasismo". En Galicia, la mayoría de centros escolares que imponen el uso de uniforme son de tipo concertado, según un estudio elaborado por el Consello de la Competencia. La decisión suele venir además impuesta por la dirección del colegio o por el Consejo Escolar. A este hecho se le suma que en muchos centros la falda es obligatoria para las chicas y, aunque en otros se da la oportunidad de escoger, es difícil que las niñas transgredan la norma social, con lo que la supuesta igualdad desaparece.

Frente a esto, Suárez también apunta lo accesorio que resulta un uniforme para los menores. "Cuando son pequeños y van a primaria, los niños no dan importancia a la vestimenta, en el patio escogen jugar con aquellos que sean buenos y amigables, no buscan ser diferentes, buscan la personalidad, no lo que refleja el vestuario", asegura.

Cuando el aspecto físico comienza a influir es en la adolescencia, donde muchos centros ya dan libertad de vestimenta a los alumnos. En este tramo de edad comienzan otros debates que tienen que ver con el consumismo o lo decoroso. Los centros que prolongan el uso del uniforme sostienen que se evitan conflictos, como así lo hizo el director del instituto británico. La profesora Azucena Arias, doctora en Didáctica de las Ciencias Experimentales y orientadora no CEIP Vilaverde de Pontevedra, se pregunta si la elección de la ropa no es "la oportunidad perfecta para hacer una actividad conjunta en casa de selección, debate sobre el consumismo, sobre la comodidad y sobre la oportunidad de unas prendas sobre otras", así como otros valores.

Muchos padres defienden su uso por el ahorro económico que supone, como la presidenta de la Asociación de Federaciones de Padres y Madres de Alumnos del Sur de Galicia, Vanesa Villa: "Desde mi opinión personal, es muy buen opción porque a mí, que tengo tres hijos, me supone un gran ahorro, aunque también entiendo que llegada una edad quieran ponerse la ropa que les gusta y que eso forma parte de su madurez". En contraposición a esto, la última encuesta de la Federación Provincial de Comercio de Pontevedra señala que los padres que tienen que comprar uniformes desembolsan de media 336 euros, mientras que el resto dedica 156 euros a ropa y calzado. Esta diferencia entre los datos y la percepción popular es que los padres de colegios no uniformados compran prendas poco a poco a lo largo del curso, mientras que en el otro caso se tiene en cuenta el pago de uniformes completamente nuevos.

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