"Estoy un poco asustada porque es la primera vez que veo un atentado en directo en la ciudad en la que estoy viviendo". Ana González Barreiro es una profesora viguesa que reside en San Petersburgo desde hace un año y medio. Este mediodía se ha encontrado con el primer atentado que le toca de cerca y, aunque todos sus conocidos en la ciudad se encuentran bien, siempre recordará este día. "La gente de mi alrededor está también asustada, mis compañeros de trabajo, mi casera? supongo que es lo normal en esta situación", explica.

Esta viguesa de veintiséis años, que da clases de español a rusos desde el curso pasado en el IC San Petersburgo, el Centro Español de Cultura, Negocio y Turismo que está situado en el centro de la ciudad, muy cerca de la avenida Nevsky, la arteria principal de la urbe.

La explosión se produjo entre las estaciones de Sennaya Ploshchad y el Instituto Tejnologicheski, en la misma línea que cogen alumnos y profesores de este centro para ir a clase a diario. "Desde que lo supe no quise salir de casa pero he tenido que hacerlo para ir a trabajar. Lo que veo es que hay mucha más gente de lo normal por la calle porque el metro está cerrado. Muchos rusos viven en las afueras, poca gente de aquí reside en el centro, y dependen del metro para volver a su casa. Al vivir lejos desplazarse en autobús se complica un poco, por eso utilizan más el metro" apunta González, que no suele utilizar el transporte público para ir al trabajo porque reside en una calle céntrica próxima.

Irina Zabara, coordinadora del IC, estaba también consternada con lo sucedido y asegura que esa línea de metro es de las más concurridas. "Se nota el caos, hay más atascos de lo normal", aprecia esta ciudadana rusa. Otro de los docentes españoles en San Petersburgo, Pablo Torres, compañero de la profesora viguesa, estuvo a punto de verse en medio del horror.

"Estoy un poco asustado, he cogido ese mismo metro esta mañana", asegura este joven zamorano. "Normalmente voy al trabajo andando pero hoy he cogido el metro porque llovía por la mañana. Es un poco chocante pensar que si más tarde hubiese vuelto del trabajo en metro podía haber estado en el vagón que explotó", añade.

Torres pasó por el lugar del atentado poco después de que se produjera la explosión y vio como toda la zona estaba acordonada. "Había muchas ambulancias y policía", apunta. "Estoy asustado pero como no nos ha pasado nada ni a mí ni a mis allegados, en el fondo estoy aliviado. Es horrible que haya víctimas. Como en todo acto de este tipo hay que condenarlo. Es una situación complicada pero tenemos que seguir adelante, tampoco podemos quedarnos sin salir de casa. Hemos venido a trabajar esta tarde y tenemos que seguir adelante con nuestras vidas con cuidado, pero sin miedo", sostiene el zamorano.