Las tan esperadas lluvias tras uno de los veranos más secos de los últimos años son recibidas con alegría en los campos.

Carmen Martínez, responsable del Grupo de Viticultura de la Misión Biológica de Galicia (CSIC) asegura que las vides necesitaban mucho esta agua: "La uva estaba muy deshidratada y, por esa falta de agua, más pequeñas de lo normal. La lluvia les viene muy bien para que engrose un poco pero puede que se diluya el contenido de azúcar", explica.

Martínez advierte, por otra parte, que la lluvia ha paralizado la vendimia que ya se había puesto en marcha en algunas bodegas y que "se corre el riesgo de que se produzcan ataques de podredumbre en las zonas de viñedos que se vayan a vendimiar más tarde pero, aún así, pesa más la necesidad de agua", destaca.

Las plantaciones de kiwi también han recibido con alegría la lluvia ya que la falta de agua hace que la cantidad de producción sea este año bastante menor.