Un borrador que regulará la presencia de desfibriladores en diversos espacios públicos de toda Galicia se encuentra en estos momentos en periodo de alegaciones. Los técnicos de emergencias aseguran que los 492 aparatos que existen ahora en la Comunidad son muy escasos y reclaman que sea obligatoria su instalación en espacios en los que, hasta ahora, tan solo se recomienda.

Entre otros, los técnicos de la asociación sin ánimo de lucro EFEGA (Ensino e Formación en Emerxencias de Galicia) destacan la importancia de que se ubiquen en grandes establecimientos y centros comerciales, aeropuertos, puertos comerciales, estaciones de autobús y ferrocarril en poblaciones de más de 20.000 habitantes; establecimientos públicos o espacios abiertos en los que se realicen actividades recreativas y espectáculos públicos; instalaciones deportivas, especialmente cuando el número de usuarios sea superior a 500; centros educativos con más de 1.000 plazas y lugares donde exista un riesgo elevado de que se produzca una parada cardíaca como centros de rehabilitación cardíaca, vehículos de transporte sanitario no urgente, establecimientos sanitarios y clínicas.

"El uso de los desfibriladores es clave para salvar la vida de alguien que sufre una parada cardíaca repentina y su uso en los primeros minutos tras sufrir una parada aumenta hasta el 90% las posibilidades de supervivencia y de que esa persona no sufra daños cerebrales", destaca el vigués Oscar Graña, miembro fundador de EFEGA y técnico de emergencias sanitarias desde 1997. Graña destaca que el uso de estos aparatos es muy sencillo, "con una formación de ocho horas cualquier persona aprende a usarlos; un estudio demuestra que el aprendizaje en niños de 10 y 12 años es del 100%".

La asociación ofrece esta formación de manera gratuita en todos los sectores sociales y laborales como centros de enseñanza, concellos, a profesionales sanitarios y cuerpos de seguridad, además de a las empresas privadas que lo solicitan. "Es una pena que el 71,4% de la población no sepa reaccionar ante un caso de parada cardíaca repentina; si hubiera una mayor formación en primeros auxilios, se reduciría considerablemente el índice de mortalidad y el gasto sanitario", advierte el experto.

En España fallecen en torno a 100 personas al día por parada cardíaca, algo evitable en la mayoría de los casos por medio del masaje cardíaco. En los últimos 14 años las ambulancias de soporte vital básico del 061 gallegas emplearon desfibriladores semiautomáticos a 5.046 pacientes y realizaron descargas en el 26,3% de los casos. Estas descargas lograron que el 53,19% (707 personas) recuperasen el pulso antes de llegar al hospital.

Comunidades pioneras

Galicia fue una de las comunidades pioneras, en 2005, en que los desfibriladores estuvieran en las ambulancias de soporte vital básico, lo que incluía contar con personal técnico preparado. "La ley actual obliga a que se conozca la ubicación de los aparatos, que exista material a mayores para realizar la desfibrilación y que haya personal formado para poder darlo de alta, pero el siguiente paso es conseguir que sea obligatoria su presencia en los lugares con mucha afluencia de gente y que la formación de la población sea mucho mayor", añade Graña, que destaca que el coste medio de un desfibrilador es de unos 2.000 euros, "un precio asumible por muchos espacios como los clubes deportivos".

En estos momentos, hay cuatro comunidades que ya poseen una normativa que obliga a la instalación de desfibriladores, pero los criterios que utilizan son diferentes: se trata de Cataluña, País Vasco, Canarias y Andalucía. Así, la normativa de Canarias precisa que se instalen en espacios de más de mil personas, mientras que la del País Vasco, más exigente, los obliga en aforos de 700 personas. En Andalucía, en las instalaciones deportivas se exige que sea obligatorio en aquellas con capacidad para 500 personas y en el caso de establecimientos públicos lo eleva a 5.000.