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Adictos a las píldoras

Una encuesta europea sitúa a España a la cabeza del consumo de medicamentos recetados fuera del periodo indicado

El médico de la serie de televisión House sufría una lesión en la pierna que le provocaba dolor crónico. La receta que él mismo se podía dispensar era vicodina, un opioide que puede producir dependencia. A lo largo de los capítulos se le veía tomar una pastilla tras otra sin control a pesar de ser galeno. Era un adicto. Aunque este es un caso extremo, la dependencia es uno de los riesgos a los que se exponen las personas que deciden automedicarse. Una encuesta realizada a nivel europeo sitúa a España en la cabeza de la ingesta de medicamentos que, a pesar de haber sido prescritos, se toman al margen de lo indicado por el médico. Así lo confesó un 18% de los encuestados tanto en el uso de sedantes como de opioides, medicamentos que mitigan el dolor como la vicodina del doctor House.

El estudio, publicado esta semana en la revista BMC Psychiatry, ha recogido las respuestas de 22.000 personas de entre 12 y 49 años de Reino Unido, Alemania, Dinamarca, Suecia y España. Además de por opioides y sedantes, se les ha preguntado también por el consumo de estimulantes. Aquí España se sitúa en el segundo puesto por detrás de Gran Bretaña: los tomaron el 6,85% de los 5.500 españoles consultados.

Estos consumos se produjeron a lo largo de la vida de los europeos, pero durante el año anterior al estudio, 2014, un 9,2% de los españoles confesó haber consumido sedantes y un 6,8% opioides, también la cifra más alta entre países. Un 2,4% hizo lo mismo con los estimulantes, ocupando el cuarto puesto.

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"Estamos en una sociedad muy medicalizada, somos uno de los países que más medicamentos consume del mundo y ahí hay una responsabilidad de los médicos, que prescriben con bastante alegría", señala Manuel Martín, médico y presidente de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública. Considera que la presión de las farmacéuticas y la normalización de la medicación ha propiciado este sistema. "No hay más que ver un poco la televisión: anuncios y anuncios de medicamentos". Martín señala que algunas consecuencias no tendrán vuelta atrás, como el abuso de los antibióticos, que llevará a los españoles a ser inmune a sus efectos.

La encuesta revela que la fuente más habitual de la que se obtiene los medicamentos son los amigos o los familiares. La presidenta del colegio de Farmacéuticos de Pontevedra, Alba Soutelo, cuenta que en las farmacias se encuentran estos casos a diarios. "Leen en internet información y creen que coincide con sus síntomas o un amigo les dice que es lo mismo que tuvieron ellos y se toman la medicación de otros, pero los pacientes no tienen los conocimientos suficientes para saber qué deben tomar". La falta de educación sanitaria es otro de los motivos señalados por los profesionales. Martín considera que la sobrecarga de enfermos por médico imposibilita que se dedique el tiempo necesario para informarles correctamente. Lo confirma un Eurobarómetro que indica que la mitad de los españoles no saben para qué se usa un antibiótico y solo un 23% dice haber recibido información sobre estos en el último año.

Soutelo cree que focalizar la salud en la prevención de la enfermedad, volcando toda la responsabilidad sobre la sociedad, tampoco ha contribuido a mejorar un problema que podría considerarse de salud pública.

Pero no todos los consumidores se medican para solventar el dolor. Hay quien lo hace por diversión o placer. Fármacos como la codeína, un opioide, produce excitación si se toma en exceso y los sedantes, que tienen un alto poder adictivo, se utilizan para rebajar los efectos de otras drogas. "Este uso puede ser todavía más peligroso que el anterior ya que en extremos de sobredosis puede producirse un coma o incluso la muerte", alerta Soutelo.

Martínez incide también en que el formato en el que se dispensan los medicamentos facilita su ingesta imprudente. "En Estados Unidos se ponen las pastillas en un bote en el que solo se indica qué es y en qué dosis debe tomarlo, así que si solo necesitas 20 solo te dan 20". En cambio en España los fármacos se venden en cajas cuyas unidades normalmente superan las especificadas por el médico.

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