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Sosa Wagner: "La élite judicial perturba la imagen de independencia del juez"

"Ningún país permite que un juez esté hoy con la toga impartiendo justicia, mañana ocupe un ministerio y al otro vuelva a vestir la toga", asegura

Público que asistió ayer a la conferencia en el Auditorio Municipal do Areal. // José Lores

"¿Los jueces en España son independientes?", esta fue la primera pregunta que lanzó Francisco Sosa Wagner, jurista, escritor y autor del libro "La independencia del juez: ¿una fábula? Un relato escrito para personas curiosas y legas" (La Esfera de los Libros), al público que asistió ayer a su conferencia en el Club Faro. "Esta es la pregunta que sale siempre en todos los debates, y que está perturbada, prostituida por una organización que se llama el Consejo General del Poder Judicial", afirmó.

El catedrático de Derecho Público de la Universidad de León fue muy crítico con este organismo en su conferencia, titulada "La lucha contra la politización de la justicia", y aseguró que para acabar con esta politización de la justicia hay que romper con la forma en que se nombra a la élite de los jueces. En este sentido, recordó que para acceder a una plaza de magistrado o juez es necesario superar unas oposiciones muy reñidas, al igual que para ir ascendiendo existe también un sistema perfectamente reglado. "El problema aparece cuando alguien quiere ser magistrado del Tribunal Supremo, para lo que tiene que estar afiliado a una de las asociaciones de jueces, en concreto a alguna de las dos que cortan el bacalao aquí, y que tienen intereses partidistas", explicó el ponente.

En su opinión, es esta forma de designar las altas esfera la que politiza la justicia. "El juez que está en el juzgado de Vigo, de Santiago, llevará una vida profesional normal, como la de cualquier funcionario, más allá de lo complejo que es impartir justicia sin recursos, desarrollará su función sin las interferencias de los partidos políticos. Otra cosa es el magistrado del Tribunal Superior. Hay que evitar que ser magistrado del Supremo ya no dependa de los méritos sino de la afiliación", insistió el conferenciante, que también censuró que los vocales del Consejo General del Poder Judicial sean elegidos por los partidos con representación parlamentaria. "Esto es lo que da la imagen de que el sistema judicial español está politizado, pero no todo lo está, solo determinadas esferas", subrayó.

El catedrático de Derecho se mostró partidario de suprimir este organismo. Es lo que Sosa Wagner llama "cirugía invasiva". "La pregunta es: ¿qué hacemos con el Consejo General del Poder Judicial si le quitamos la competencia de nombrar? Suprimirlo. La existencia de un organismo así no está en el guion de las exigencias de un Estado de Derecho. Si desapareciera no pasaría nada", aseguró el jurista, aunque matizó, para ello es necesario reformar la Constitución.

Pero Sosa Wagner propuso otra medida si se prefiere no tocar el texto constitucional, "la cirugía no invasiva", que consiste en que los miembros del Consejo General del Poder Judicial no sean elegidos por los políticos, sino por sus compañeros jueces. "Ahora los jueces eligen a 36 compañeros en función de sus capacidades, que pasan al Parlamento, donde se nombra a doce en función de los intereses políticos. La solución sería suprimir esta segunda elección y encomendarla a un sorteo", explicó.

Y este tipo de reformas, que según Sosa Wagner acabarían con la politización de la Justicia, costaría cero euros y solo necesitaría cambiar unas normas muy sencillas.

El autor de "La independencia del juez: ¿una fábula?" se mostró partidario de que la justicia dependa del Estado y no de que haya comunidades con competencias en esta materia y otras no.

El segundo problema que afecta a la justicia es lo que denominó "sistema de puertas giratorias", que, aseguró, no se da en ninguna otra parte. "Ningún país permite este trasiego indoloro para el juez, que un día está con la toga impartiendo justicia, al siguiente pasa a ocupar un ministerio y al otro vuelve a estar en el juzgado con la toga. Esto es un demoledor y un gran disparate", aseguró. Y para rectificar este error, afirmó, tampoco es necesario modificar la Constitución. Basta, dijo, con cambiar "un par de artículos" del reglamento del poder judicial.

Sosa Wagner reconoció que conseguir un poder judicial independiente "con mayúsculas" es una fábula, porque desde la aprobación de la Constitución de 1812 no ha habido "un solo minuto", dijo, en que la justicia fuese independiente del poder político. "Debemos conformarnos con tener jueces independientes, y esto se consigue con una sola norma: aplicando la ley, haciendo que los accesos, ascensos, sueldos y jubilaciones sean perfectamente conocidos y reglados", manifestó Sosa Wagner, que en la que fue su segunda visita al Club Faro fue presentado por el periodista de Onda Cero Rubén Rey Martínez.

"El poder siempre ha intentado dominar a los jueces"

  • Francisco Sosa Wagner, que fue también eurodiputado entre los años 2009 y 2014, reconoció que el poder ejecutivo "siempre ha intentado dominar a la élite judicial". "Mi conclusión amarga es que la democracia no ha cambiado nada de lo que había ocurrido desde 1812 hasta 1978", aseguró. Según el jurista, al poder público también le interesa que determinadas juridicciones "no funcionen demasiado bien y que el ciudadano obtenga satisfacción a corto plazo". El catedrático reconoció que la justicia es lenta, y que algunos plazos son "geológicos más que procesales". Por ello, aseguró que la intención de poner un tope de tiempo a la resolución de casos no le parece un despropósito. "Lo que no se puede es estar diez años pendiente de sentencia", dijo.Para el catedrático de Derecho Público, dos son los principales factores que explicarían la lentitud de la justicia. El primero, la propia complejidad del sistema, dijo, que ha de escuchar a todas las partes, lo que en muchos casos relentiza el proceso. Y segundo, la falta de recursos. Y el principal perjudicado de todo esto es el ciudadano, aseguró. "El poderoso tiene a quien acudir para solucionar sus problemas, pero el ciudadano el único recurso que tiene para resolver los suyos es el juez", afirmó.En cuanto al ejemplo de tribunal supremo de justicia independiente, el catedrático citó el de Estados Unidos, aunque matizó que esto no quiere decir que el sistema judicial sea mejor. "El cargo de juez del tribunal supremo es de por vida. Son elegidos por el presidente con el consentimiento del Senado, donde tienen representación los partidos políticos. Obama, por ejemplo, ha tenido opción de elegir a dos y ahora a un tercero, aunque el Senado le ha dicho que no se lo consentirá porque va a expirar la legislatura", explicó.

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