Las notas suelen constituir uno de los principales temas de discusión y bronca entre padres e hijos. Si los niños no rinden como deberían, la familia no sabe qué más hacer, en muchos casos, después de regañarles. Y esa tensión lógica se transmite en forma de desmotivación al alumno, hasta el punto de convertirse en un problema. La educadora en inteligencia emocional Paula Muñoz asegura que es posible, "y relativamente sencillo", invertir esta situación" y conversa sobre fracaso y bajo rendimiento.
-¿Cuáles son las claves para dar la vuelta a esa situación?
-La clave fundamental es la emoción: saber qué le pasa a la persona. Y la emoción es la guardiana del aprendizaje. Cualquier tipo de problema que tenemos a nivel emocional, ya sea de autoestima, inseguridad, baja tolerancia a la frustración, tensión en casa o problemas con alumnos o con profesores, desmotiva y conlleva cierto desinterés en los alumnos. Cuando los niños no rinden, pueden tener algún déficit emocional. Las buenas o malas notas no tienen en absoluto que ver con las capacidades del escolar. No saca malas notas porque es 'pasota' o irresponsable, se hace 'pasota' o desorganizado cuando ha perdido motivación por el estudio.
-¿Cree, por tanto, que las ganas de saber son innatas?
-El ser humano por naturaleza necesita aprender y tiene capacidades ilimitadas para hacerlo. Hay personas que no alcanzan los estándares porque han interiorizado mal situaciones y se desmotivan.
-Pero uno puede ser más hábil, o tener más capacidades...
-Pero está claro que si algo te encanta, lo vas a hacer bien. La inteligencia es una destreza que se puede desarrollar y, cuanta más motivación tienes, más te esfuerzas. Todo lo que tiene carga emocional es mucho más fácil de recordar.
-¿Su charla se dirige a todos los alumnos?
-A todos, desde los 7 años, de Primaria y Secundaria. También los niños que tienen necesidades educativas especiales que están en el sistema ordinario, como los que tienen TDAH, con altas capacidades o bajo cociente intelectual y necesitan que la educación se adapte a ellos. El bajo rendimiento intelectual implica que los resultados no se adaptan a las capacidades del estudiante. Y el fracaso escolar en Primaria ya augura en términos altísimos el futuro del niño.
-¿Cuáles son las cifras del fracaso escolar?
-Manejamos un montón, pero a nivel general, el 14% de los niños de Primaria tienen fracaso escolar. Y el 29% en la ESO, con un abandono de uno de cada cuatro niños. Galicia está ligeramente mejor que esta tasa, pero muy por debajo de Finlandia, Francia, Noruega o Canadá.
-¿A qué se debe ese abandono temprano?
-Retraso mental (solo un 2%), TDAH, trastornos del aprendizaje o causas que ocurren en la familia o en el entorno. Hay que considerar si puede haber alguna causa del aprendizaje. El 30% de los casos de fracaso escolar tienen que ver un trastorno emocional, que no tiene que ser una depresión, puede ser simplemente incapacidad para organizarse. Yo hago hincapié en la tolerancia a la frustración porque hoy lo queremos todo ya y es fundamental para la convivencia futura del niño en la sociedad.
-¿Su clave maestra?
-Aconsejo siempre mantener comunicación con el niño o niña. Si no podemos dedicar una hora, dediquemos 10 minutos al día, pero de calidad y con atención. Eso le va a dejar más huella que un tiempo mayor que no haya sido empleado a fondo. Se pueden aprovechar las Navidades, por ejemplo, para establecer un mayor vínculo con el niño.
-¿Qué opina de los castigos sin juguetes en estas próximas fechas?
-Para mí es contraproducente y no vale para solucionar nada. En base a mi opinión y a los estudios que conozco, es seguir alejando al menor o adolescente de nosotros y reforzando su actitud negativa. La niña o el niño busca sacar lo mejor de sí mismo y destacar, en busca del amor de sus padres.
