-¿Cuál es el problema de base?
-Yo pongo como ejemplo Francia. Allí, hay una prueba de acceso para conseguir que los mejores alumnos sean los futuros y mejores profesores. No se imparten cosas teóricas que después no tienen validez. Aquí, se sigue recurriendo a las clases magistrales; se habla de tecnología pero no les enseñan cómo utilizarla. Aquí, además las facultades de Magisterio están saturadas. En Francia, no se imparten cosas teóricas que, después, no tienen validez. Primero, hay que validar que esas personas pueden ser futuros buenos maestros. Después, hay que formarlos como tales y tercer punto, en la formación continua no sea como aquí para pasar el tiempo, conseguir un diploma y puntos para optar a un puesto mejor; sino que el fin de esa formación debería ser para innovación docente.
-Además de lo anteriormente indicado, ¿qué otra cosa recomendaría?
-El problema está en una cosa básica. Se habla de los profesores, se habla de los alumnos pero ¿y la legislación? No se pueden hacer leyes nuevas desde arriba cada cuatro años. La gente no sabe a qué atenerse. El estado un día puntúa la religión, otro día no la puntúa; un día, se valora externamente la educación; otro se aplican controles internos. Están moviendo la legislación continuamente. Habría que hacer una cosa responsable que durara 50 años y, a partir de ahí, cuando las cosas cambiaran, a lo mejor modificar esa norma. Pero, actualmente, para los cambios se fijan más en los contenidos que en los procedimientos. Así, no se va a ninguna parte y así estamos. El índice de fracaso de este país es grave por todo: porque la escuela impide progresar a los alumnos que no están cualificados a los rendimientos; los profesores cansados de que les digan que son los malos de la película y al final desembocan en desidia... En este país, nadie se pone de acuerdo en nada.
-¿Qué puede hacer un profesor que se enfrenta a un grupo difícil -alumnos que pasan de todo- en su clase? ¿Si éstos no salen adelante, también reside toda la culpa en el maestro?
-La motivación es otra cosa. Algo tiene que tener un alumno para estar desmotivado: no alcanza los objetivos, el profesor no le da interpretación de los conocimientos en la medida que necesita el estudiante o el alumno no quiere y en esto último no hay nada que hacer.
-¿Realmente se da a los alumnos lo que les interesa?
-La escuela de ahora no puede ser una escuela clásica donde los alumnos tiene que saber todo lo que la escuela puede aportar. La escuela debe aportarle todo lo que él puede hacer. Hay gente que no quiere retener datos pero, a lo mejor, destaca en trabajos de ejecución manual. Hay que adaptar los contenidos al alumno. Gran parte de lo que te aporta la escuela en tu vida de ahora no te sirve porque no están haciendo raíces cuadradas todo el día, por ejemplo. La escuela impide el progreso de las personas porque las cosas que no valen interfieren en que cosniga los diplomas que le requiere la sociedad.
