Los neutrinos son las partículas más misteriosas del universo. Billones de ellos atraviesan nuestro cuerpo y todo el planeta cada segundo, sin dejar ningún rastro, por eso hay quien habla de las partículas fantasma. El físico japonés Takaaki Kajita y el canadiense Arthur McDonald han descubierto, por separado, que oscilan, que cambian su identidad, lo que demuestra que estas partículas tienen masa. Ese hallazgo, que reta el modelo estándar de la física de partículas, les ha valido el Nobel de Física de este año.

El descubrimiento "ha cambiado nuestra comprensión del funcionamiento más profundo de la materia y puede ser crucial para entender el universo", aseguró ayer la Academia de Ciencias Sueca, tras dar a conceder el correspondiente galardón.

Kajita trabaja en el experimento Super Kamiokande y está afiliado a la Universidad de Tokio y McDonald está adscrito a la Queen's University de Canadá. Los dos se repartirán los 885.000 euros del premio.

La existencia de los neutrinos fue sugerida por el austríaco Wolfgang Pauli en 1930, aunque sería el italiano Enrico Fermi quien ocho años después elaboró una teoría y bautizó el nuevo término. Pero no fueron descubiertos hasta un cuarto de siglo después por dos físicos estadounidenses Frederick Reines y Clyde Cowan.

50.000 toneladas de agua

En el Super-Kamiokande, construido a 1.000 metros de profundidad y que consiste en un tanque con 50.000 toneladas de agua, el equipo de Kajita observó que en algunas ocasiones, cuando un neutrino atraviesa el agua, interactúa con los electrones de este líquido lanzando un destello de luz que permite estudiar su trayectoria y propiedades.

Kajita se centró en los neutrinos que llegan desde la atmósfera y observó que oscilan entre dos estados o tipos diferentes. Por su parte, McDonald trabajó a más de dos kilómetros bajo tierra, en una vieja mina de níquel de Ontario (Canadá) reconvertida en el Observatorio de Neutrinos de Sudbury.

En el año 2001, además comprobó que los neutrinos que se producen en el Sol no estaban desapareciendo en su camino hacia la Tierra, sino que simplemente habían cambiado de tipo, oscilando entre uno y otro igual que los neutrinos atmosféricos detectados en Japón.