Las teclas del piano son para ellos casi una parte más de sus propias manos. Ya no conciben un día sin tocarlas, sin insistir con tesón para dar vida a las piezas más complicadas, sin alegrarse y desesperarse sentados ante la partitura. Laura Zapatero, viguesa de 21 años, y Rodrigo Porteña, buenense de 25, se han alzado -cada uno en su categoría- con el segundo premio del Concurso Internacional de Piano "Música sin límites", celebrado en Lituania. Este concurso se caracteriza por su alto nivel de exigencia y en él participaron pianistas de quince países (Rusia, Estados Unidos, Alemania, Dinamarca, Polonia, Suecia...), lo que hace especialmente relevante su éxito.
Mañana interpretarán de nuevo las piezas con las que conquistaron al jurado en un concierto en el Vitruvia Café de Vigo, a las 20.30 horas.
"El nivel era muy alto y nosotros mismos nos sorprendimos al conseguir los dos este premio; algo así te llena de alegría porque siempre tendemos a pensar que los demás son mejores que nosotros", explica Laura. La joven, que cursa el último año de piano en el Conservatorio Superior de Vigo, comenzó a tocar el piano a los 7 años. "Mi madre nos apuntó a mi hermano y a mí para ver si nos gustaba y así usábamos el piano que había en la casa de mis abuelos. A mí me encantó desde el principio y ya toda mi vida ha estado unida a él", asegura la joven.
El año que viene le gustaría cursar un máster de piano en el extranjero. "He acudido a algunas master class fuera de España pero me gustaría estar uno o dos años en el extranjero porque siempre es muy enriquecedor", explica.
Laura deslumbró al jurado con piezas de Franz Liszt, Ravel y del compositor lituano Karolis Biveiniene, hijo de su profesora. Por su parte, Rodrigo consiguió el galardón con otra pieza de Liszt, con Beethoven y con Granados.
Porteña terminó en julio sus estudios de piano en el Conservatorio Superior de Música de Vigo y acaba de comenzar un máster en Terni, muy cerca de Roma, con la profesora Maria Angela Vacatello. "Tenía muy claro que quería estudiar con ella y habría ido a la ciudad en la que estuviera sin dudarlo", asegura el pianista.
Rodrigo comenzó también muy joven a tocar el piano, con solo 5 años, y accedió al conservatorio gracias a la insistencia de su profesora, Rosa Cerviño. "Es curioso porque 20 años después nos encontramos dando los dos clases en una escuela y hemos formado un dúo, yo al piano y ella la voz", cuenta el pianista. El joven espera aprender mucho estos dos años en Italia y aprovechar a tocar por toda Europa y acudir a otras master class interesantes. "El sueño de casi todos los músicos es vivir de dar conciertos; se que eso es muy difícil, pero lo intentaré, aunque no me importa compaginarlo con la docencia, que también me disfruto", concluye.
