Con olor a fresa o sandía y un aspecto similar a la marihuana, el "spice" se ha convertido en una de las nuevas drogas sintéticas más consumidas por los estadounidenses que subestiman la peligrosidad de la sustancia, anunciada como "incienso" o "popurrí" en coloridos paquetes.

Con un precio de 25 dólares por tres gramos y medio, el consumo de "spice" se ha multiplicado en los últimos años y, con él, el número de personas que sufren vómitos, espasmos, alucinaciones o episodios psicóticos, indicó a Efe uno de los portavoces de la Agencia Antidrogas de EEUU (DEA), Eduardo A. Chávez. "He hablado con adictos a la heroína que dicen que prefieren tomar heroína o cristal antes de aventurarse a ver qué puede hacer 'spice' a su cuerpo. Si un adicto a la heroína no quiere usar drogas sintéticas, eso ya debe decir todo sobre la peligrosidad de esta droga", destacó Chávez.

Chávez advierte de las peligrosas mutaciones químicas que ha sufrido la droga desde que apareció en EEUU hace cinco años, cuando sus componentes eran similares al THC (tetrahidrocannabinol, principio activo de la marihuana).