Un año después de la tragedia, las víctimas del accidente del tren Alvia 01455 en Angrois reviven una pesadilla que no pueden apartar de su cabeza. El sufrimiento causado por las heridas sufridas o el dolor por la muerte de los seres queridos se mezclan estos días con la impotencia y la rabia de no conocer todo lo que rodeó la catástrofe.

Esta misma mañana las víctimas se han manifestado frente a la Catedral de Santiago en el Obradoiro reclamando "transparencia y no mentiras" en la investigación del accidente a la vez que clamaban por una "comisión de investigación ya".

Lo que buscan las víctimas "es sanar las heridas, y para ello es necesario que se conozca la verdad y se depuren responsabilidades, para que no vuelva a ocurrir un accidente como este en España nunca más", afirma el sevillano Cristóbal González Rabadán, impulsor y presidente de la Asociación de Perjudicados por el Accidente Ferroviario del Alvia de Santiago de Compostela (APAFAS), que agrupa a 150 personas. "Tenemos un sentimiento de rabia -continúa-, de indefensión. Te sigues preguntando por qué ocurrió el accidente cuando se podía haber evitado; por qué no se tomaron las medidas previstas".

A este militar en la reserva y gran deportista no le molesta que se emitan imágenes de la tragedia, lo que más le preocupa es que se haga justicia: "El accidente ocurrió, lo tenemos que asimilar, pero al menos que la Justicia no nos deje ese vacío... Sería un grave daño y un fuerte dolor para todos nosotros". Las heridas psicológicas son las que peor cicatrizan. "Nosotros físicamente estamos bastante recuperados -explica González Rabadán-; me consta que todavía hay personas pendientes de ser reintervenidas quirúrgicamente, que no ha recuperado toda la movilidad, pero en el aspecto mental estamos todos en tratamiento psicológico y psiquiátrico, porque al cabo del tiempo el síndrome postraumático te pasa factura".

CRISTÓBAL GONZÁLEZ

Pte. de APAFAS

"Para sanar nuestras heridas es necesario que se conozca la verdad; hay mucho dolor, pero también irritación"

Es lo que le ha sucedido al coruñés Ángel Torres. "En un primer momento empecé muy fuerte, muy fuerte, pero ahora la cosa es distinta. Intentas retomar la realidad y ves que no puedes, que tienes miedo a muchas cosas; todo lo que no controles tú lo ves como un riesgo", explica Ángel, que va de vez cuando al despacho de Loterías que regenta en la ciudad de A Coruña, pero no puede trabajar. Ya ha dejado la silla de ruedas, camina con relativa normalidad y es "casi independiente", pero en el aspecto psicológico las cosas son más duras: "Muchas pastillas para evitar pesadillas, muchos agobios, muchos ruidos que te sobresaltan, miedo a la velocidad... Apenas conduzco porque me da miedo", señala.

Admite Torres que el aniversario es un fecha muy dura para recordar, "tan dura que no sé que voy a hacer ese día, me esconderé debajo de la tierra si puedo". Ve en los homenajes un intento de desviar la mirada de donde se tiene que mirar: los responsables del accidente. "Es un despropósito. Tenemos una panda de cobardes que no quieren asumir su responsabilidad". Refiere que no quiere saber nada de las cuestiones políticas, pero sí del aspecto empresarial: "Me enerva que haya gente que solo quiere los cargos para cobrar pero después no asume ninguna responsabilidad ante nada".

Para afrontar su recuperación, este empresario coruñés cuenta sobre todo con el apoyo de su familia. "Tengo tres niños maravillosos y una mujer magnífica, que están poniendo el hombro para que yo siga para adelante, pero€ no es lo mismo que antes", concluye Ángel Torres.

ÁNGEL TORRES

Lotero

"Al principio empecé muy fuerte, pero ahora tengo muchos miedos; todo lo que

no controlo lo veo como un riesgo"

Lidia Sanmartín, que continúa recuperándose de las heridas en casa de sus padres, en Fene, es todo un ejemplo de optimismo ante la adversidad. "Pasar página es imposible, pero aprendes a vivir con lo que te pasó, con la nueva situación, con las limitaciones y secuelas que me han quedado. Intento adaptarme al día a día". Añade que tras el accidente "me construí una coraza para tirar hacia adelante; siempre fui muy fuerte y muy luchadora y lo sigo siendo ahora". Poco a poco ve que va recuperándose de las secuelas físicas y esa es su lucha. "Desde hace un par de meses veo un poco la luz al final del túnel, y ya es otra cosa, pero de todas formas son momentos raros. Lo que me empujó siempre a seguir adelante y a mirar la vida con optimismo y alegría era precisamente eso: tener vida".

Empleada de banca en Madrid, Lidia continúa de baja laboral y asistiendo a las sesiones de rehabilitación. "Estoy más o menos como hace diez meses, pero con la diferencia de que ahora por lo menos puedo moverme y coger el coche. Aunque con alguna cojera, por lo menos camino".

En cuando al estado psíquico, apunta Lidia Sanmartín que al principio era más duro por las fracturas, pues estuve mucho tiempo sin poder moverse y hasta Navidad en silla de ruedas. "Pasé más de tres meses en que no era autónoma para mover la pierna por mí misma; necesitaba las 24 horas del día una persona conmigo... Fueron momentos de bajón, es inevitable tenerlos. Pero eran momentos puntuales, porque siempre fui muy optimista, veo siempre el lado bueno de las cosas. Nunca me consideré una perjudicada, sino una afortunada. Eso no significa que en momentos puntuales de bajón no me cabree conmigo misma o con mi pierna".

LIDIA SANMARTÍN

Empleada de banca

"Nunca me consideré una perjudicada, sino una afortunada por estar viva. Siempre he sido muy fuerte y muy luchadora"

La Asociación de Perjudicados por el Accidente Ferroviario del Alvia de Santiago de Compostela (APAFAS), además de estar personada en el proceso judicial, ofrece apoyo a sus miembros para que puedan superar las secuelas del accidente. "Hemos celebrado cuatro reuniones, dos en Santiago y otras dos en Madrid; no son fáciles porque hay mucho dolor, mucho sufrimiento, pero también bastante irritación por todo lo que nos rodea. También echamos en falta la de colaboración que nos prometió la Administración, vemos que hay cierto ocultismo", afirma su presidente, el sevillano Cristóbal González.

Teresa Gómez Limón, psicóloga y diputada del PP en la Asamblea de Madrid, fue una de las voces más críticas a la hora de exigir responsabilidades políticas por el accidente a la hora de exigir responsabilidades políticas por el accidentey la impulsora de la otra asociación de afectados: la Plataforma de Víctimas del Alvia 01455. "Seguimos reivindicando lo mismo que desde el principio -explica-. Desde un primer momento pedimos una comisión de investigación parlamentaria para que se depuren responsabilidades políticas, al margen de las judiciales, y seguimos sin que se que convoque a pesar de que la han pedido IU, BNG y UPyD. Tenemos el apoyo de 66.500 firmas de gente que nos apoya en nuestra petición".

Añade la psicóloga madrileña que la situación es ahora todavía peor, porque "conforme avanza la investigación judicial estamos enterándonos de que se han incumplido todo tipo de normas europeas de seguridad. Tenemos dudas muy razonables de que aquí no se ha cumplido la normativa y por eso han muerto 80 personas y 176 resultaron heridas. Hasta tal punto estamos convencidos de eso que después del verano iremos a Bruselas a denunciar al Estado español".

El ser diputada en Madrid le ha causado a Teresa Gómez Limón "muchos problemas con mi propio partido, hasta el punto de que muchos compañeros no me dirigen la palabra; no me dicen ni buenas tardes desde que he vuelto de un accidente que estuvo a punto de costarme la vida. Y uno de los que no me dirigen la palabra es el presidente de la Comunidad de Madrid". Gómez Limón quiere terminar la legislatura en la Asamblea pero después no piensa seguir, ni con el PP ni con ningún otro partido. "Me quiero dedicar a mi vida profesional, que la tengo muy bien establecida y no necesito vivir de la política". Teresa es psicóloga y trabaja como perito forense de los Juzgados de Madrid. Tiene además consulta privada y es profesora de la Universidad. "¿Que si he vuelto a coger un tren? El tren no lo cojo. Después de lo que sé no cojo más un tren en España", enfatiza Teresa Gómez, que reconoce que cuando va en taxi tiene que decirle al taxista "que no corra porque me da terror algo que yo perciba como velocidad".

TERESA G. LIMÓN

Diputada y psicóloga

"Muchos compañeros míos del PP en la Asamblea de Madrid no me dirigen la palabra por exigir responsabilidades políticas"

El peluche de Carlos

La venezolana Yessica Medina reside en Ferrol con su marido Daniel y sus hijos Carlos, de 8 años, y Teresita, de poco más de un año. Todos ellos resultaron heridos leves en el accidente de Angrois; Teresita apenas tenía poco más de un mes de vida. La familia regresaba a su casa tras visitar el parque Warner en Madrid, e iban en el vagón número dos, que salió volando. Yessica protegió a la pequeña Teresa con su cuerpo.

Tras el accidente, Carlitos extrañaba a su peluche favorito: un dinosaurio amarillo y verde. El niño salió en televisión, declarando con cara triste que creía que el peluche había "explotado" en el tren. De inmediato se activó en las redes sociales una campaña para regalarle peluches al niño, aunque al día siguiente su padre recuperó el dinosaurio en el lugar donde se habían depositado las pertenencias de las víctimas. "A medida que se acerca el aniversario los recuerdos son más intensos; es algo que no se puede olvidar; va a hacer ya un año y los recuerdos siguen ahí como si el accidente hubiese sido ayer", comenta Yessica. De hecho, su hijo Carlos sigue con tratamiento psiquiátrico. Ella se ha recuperado ya de las heridas físicas, pero las psicológicas no desaparecen fácilmente. Ahora busca un empleo porque de momento "solo trabajo una hora atendiendo a una señora".

YESSICA MEDINA

Venezolana en paro

"Los cuatro nos recuperamos ya de las lesiones físicas, pero mi hijo Carlos sigue con tratamiento psiquiátrico"

El madrileño Ángel Pinacho, hijo único de una de las víctimas mortales, comenta que no se trata de que con el aniversario del accidente "vuelva el dolor, porque en realidad el dolor no ha desaparecido en ningún momento". Su madre, María Pilar Sastre, falleció hace un año en el terrible accidente cuando venía a Galicia para visitar a su hermana.

El próximo día 24 Ángel asistirá a la misa en la Catedral de Santiago junto con su tía, pero no se ve capaz de acudir después al lugar del accidente, donde está previsto un acto de homenaje a las víctimas y a los vecinos de Angrois. "Los vecinos -apunta Pinacho- prestaron una ayuda vital en muchos casos o lucharon hasta la extenuación para salvar más vidas y me parece muy justo el reconocimiento a su actitud; yo no voy por motivos personales, porque no me siento con fuerza para estar allí".

Las emociones se agolpan y no es fácil gestionarlas, "es como una montaña rusa, con unos momentos más duros que otros, pero están siempre ahí, no desaparecen", apunta por último Ángel Pinacho, que prácticamente no ha visto imágenes del accidente en televisión, "pero lo peor es que las tengo grabadas en la cabeza, porque las viví en primera persona y eso no se olvida jamás".

ÁNGEL PINACHO

Hijo de una fallecida

"Estaré en la misa de la Catedral, pero no me siento con fuerzas para ir a Angrois al homenaje a las víctimas y a los vecinos"

DOS ASOCIACIONES DE VÍCTIMAS

  • Los afectados del accidente del tren Alvia que descarriló hace un año en Angrois se agrupan en dos asociaciones. La primera fue impulsada poco después del accidente por Cristóbal González, que es su presidente. Se denomina Asociación de Perjudicados por el Accidente Ferroviario del Alvia de Santiago de Compostela (APAFAS) y agrupa a más de 150 heridos y familiares de fallecidos. Entre sus fines están el de preservar los derechos de las víctimas, atender sus necesidades y hacer un seguimiento del procedimiento judicial, en el que se ha personado como acusación particular. Otras 50 víctimas se han unido en la Plataforma de Víctimas del Alvia 01455, impulsada por la Fundación Avata. Su primer presidente fue Víctor Taibo, hijo de Teresa Gómez Limón, una de las heridas y actual portavoz de la plataforma, que en la actualidad preside Jesús Domínguez. El objetivo de la asociación es esclarecer el accidente de Santiago y exigir responsabilidades judiciales y políticas. La Plataforma de Víctimas del Alvia 04155 se ha mostrado crítica con la Xunta por la concesión de la Medalla de Oro de Galicia sin propiciar antes la salida a la luz de todas las responsabilidades. Recientemente ha surgido un tercer grupo, denominado Plataforma Víctimas del tren Alvia de Santiago de Compostela, que ha criticado también la actitud de la Xunta de Galicia.