Su anterior libro, El silencio, fue un éxito en Cataluña, donde habita y trabaja. Gaspar Hernández logró que fuese la obra de ficción más vendida en esa comunidad. Todo un logro para este periodista menudo, afable, de pose sencilla y sensible que visitó esta semana Galicia por primera vez. Reconoce que ser turista esta autonomía es una de sus asignaturas pendientes. En Vigo, presentó nuevo libro en CLUB FARO, La terapeuta, donde la ansiedad juega con los protagonistas. Para elaborarlo, consultó a medio centenar de psicólogos. El resultado es una novela que busca radiografiar la compleja sociedad de los albores del siglo XXI.

-En La terapeuta, el protagonista acaba en una relación de dependencia con su psicóloga, ¿es un riesgo alto?

-Sí, efectivamente, el protagonista es un actor de unos 40 años y la terapeuta es su psicóloga. Cada vez, por suerte, el papel del psicólogo se está normalizando. Muchos pacientes se enamoran de su psicólogo o psicóloga porque ya son de las pocas personas que escuchan. En esta sociedad, cada vez, se escucha menos. Estamos sobreestimulados por las nuevas tecnologías y, a veces, es difícil desconectar de tanto ruido mental. Cada vez escuchamos menos. Al final, se crean relaciones de dependencia con los psicólogos por eso; lo que no es sano.

-También hay gente que solo aspira a que la escuchen cuando ella casi nunca lo hace.

-Para hacer este libro, me he documentado mucho durante cinco años. He hablado con más de 50 psicólogos y me he dado cuenta de que mucha gente solo va a terapia para ser escuchada y sentirse un poco querida, lo que es muy triste. El papel del psicólogo es más necesario que nunca porque vivimos en una sociedad enferma psicológicamente y porque hace falta y porque escuchamos poco.

-En la novela, también hay hombres que se niegan a madurar. El complejo de Peter Pan está bastante extendido.

-Sí, son hombres que no quieren crecer; van consumiendo personas y parejas como si fueran objetos. Destaco la vulnerabilidad del hombre de hoy en día. Como lector, echo de menos encontrar hombres vulnerables en la narrativa actual, que hablen de sus emociones y sentimientos como lo hacen las mujeres.

-Usted pone en tela de juicio la virilidad.

-La psicóloga de la obra se ríe un poco de eso, dice que no se puede tratar el sexo como algo de quita y pon. Los problemas sexuales son psicológicos.

-La ansiedad. Pocas personas han escapado a ella.

-Es un malestar y todos somos ansiosos. Especialistas coinciden en que la mayoría de consultas en España son de ansiedad directa o indirectamente. Hay mucho miedo, La terapeuta pretende ser un espejo de cómo se ha vivido la crisis en estos últimos años con miedo que ha generado mucha ansiedad. El sufrimiento se acaba somatizando en dolores físicos.Se evitarían muchos de esos males si hubiera más psicológos en el sistema de salud público.La ansiedad no llegaría a afectar al cuerpo físico.

-En muchos casos, en los servicios sanitarios, se tiende más a prescribir pastillas que a dar tratamiento psicológico.

-La novela es muy crítica con la alegría con la que se recetan tranquilizantes y ansiolíticos. Estoy a favor de los tranquilizantes para parar el golpe al principio. Lo que pasa es que hay mucha gente se está acostumbrando a vivir con tranquilizantes. Esa no es la solución, se está medicando demasiado a la sociedad y las compañías farmacéuticas están contentísimas. Con una mejor gestión del estrés nos ahorraríamos muchas cosas. El origen de esta problemática social es que queremos tener la vida demasiado controlada y la vida, a menudo, tiene otros planes.

-El amor, la búsqueda de un ideal que se escapa y el fracaso amoroso son temas que usted trata.

-El enamoramiento es uno de los motores del libro. El protagonista ve en el enamoramiento una forma de dejarse llevar de tener un punto de irracionalidad, lo que en Cataluña llamamos la rauxa, de dejarse llevar por la vida. Yo no estoy muy a favor del enamoramiento, creo que está mitificado en la sociedad. Tiene poco que ver con el amor profundo, que es otra cosa. En nuestra sociedad, parece como si la pasión fuera el gran regalo. Cuando el amor profundo es el caramelo y el enamoramiento, el envoltorio. Pasión viene de patiri, que es sufrir. Aquí la pasión está muy bien vista.