Sus dos carreras como investigadora y música transcurrieron a la par hasta que tuvo que elegir entre la ciencia o la viola. Siguiendo el consejo familiar, escogió la primera y lleva más de una década en Francia, donde realiza estudios de biotecnología enfocados a combatir enfermedades como el alzhéimer o el cáncer. Durante los primeros años siguió participando en el concierto de Navidad de la Orquesta Clásica de Vigo, pero sus obligaciones en la Universidad de Cergy-Pontoise y como madre de dos niños -el tercero está en camino- solo le permiten sacar su instrumento del estuche para mimarlo. "Tanto aquí como en España hay muchos científicos que han estudiado música. En mi casa siempre estuvo presente y es parte de la vida. Prefiero tocar, pero al menos aquí tengo muchas oportunidades para disfrutar de conciertos", reconoce Manuela Pastoriza (Vigo, 1974).

Tras finalizar la licenciatura de Biología y los cursos de doctorado, Manuela fue aceptada en 2000 por un laboratorio de la Universidad París XI para realizar una tesis becada por la Barrié y la Asociación Francesa de Lucha contra el Cáncer. Después consiguió un contrato como investigadora y docente durante dos años en su universidad actual, Cergy-Pontoise, pero la falta de plazas la llevó a Evry durante otros 3 antes de poder regresar a un puesto estable.

Manuela conoció en Evry a parte de los investigadores del laboratorio Lambe, al que pertenece desde 2010 y que se reparte entre ambas instituciones. Ella trabaja desde Cergy-Pontoise en uno de sus cuatro grupos, el de Materiales Poliméricos en Interfaces, compuesto por físicos, químicos y biólogos.

Su campo de estudio es el plegamiento de moléculas, un proceso que cuando no ocurre de la forma correcta puede dar lugar a enfermedades degenerativas. "Las proteínas se agregan unas a otras, dejan de ser funcionales y terminan por provocar la muerte de la célula", explica.

Para llegar a la escala de una sola molécula, los investigadores las hacen pasar a través de nanoporos: "Somos uno de los equipos pioneros, junto con expertos de Cambridge, Inglaterra y Alemania, en trabajar con esta técnica".

Desvelar el funcionamiento de este mecanismo celular podría dar lugar a nuevos fármacos contra el alzhéimer o el mal de las "vacas locas" y otra de las aplicaciones es la producción en grandes cantidades de proteínas recombinantes con un plegamiento correcto que también podrían ser utilizadas en terapias. Manuela colabora además con otros investigadores que estudian la metástasis.

La bióloga viguesa alterna sus quehaceres entre el laboratorio y el aula, de hecho, estos días se afana en disminuir las "tres bonitas montañas de exámenes" que tiene en su despacho. Las universidades galas están bajo el punto de mira del ejecutivo de Hollande, que se propone acometer una reforma que incluiría fusiones y que ha sacado a la calle a los estudiantes contra la posible privatización de los campus.

"El gobierno quiere que las universidades sean más independientes y funcionen como una empresa en su gestión. Tenemos más presión para obtener resultados y nos animan a buscar patentes y colaboraciones con empresas para conseguir dinero. Una de las ventajas de la universidad era que podías hacer investigación básica pero ahora está un poco en peligro", opina.

"Cuando yo me vine a Francia, el sistema era mejor que el español pero ahora las cosas aquí también están difíciles. En Europa acabaremos con un sistema como el americano, en el que se trabaja con mucha más competitividad para conseguir fondos y hay muchos contratos con empresas", pronostica.

Manuela también se muestra crítica con el sistema educativo galo: "No sé qué ocurre en España pero aquí llegan a la universidad sin un método de estudio. En Secundaria no los estimulan a trabajar personalmente".

Casada con un ingeniero francés, Pierre-Julien, al que conoció en Vigo, Manuela no descarta trasladarse a otro país, aunque España no es una opción por ahora: "Me apena mucho cuando hablo con mis amigos, dos tercios de nuestro círculo próximo están en paro". Así que por ahora, seguirá aprovechando las vacaciones para curarse la morriña por el mar: "Es lo que más me falta. En cuanto llego a Vigo abro las ventanas de casa para respirarlo".