El director de la Asociación Jubilares, Miguel Ángel Mira, explica que "ese discurso de 'aquí le dejo a mi padre', está muy superado en España". La experiencia dice que, a pesar de cualquier tipo de dependencia, la persona se quiere quedar en 'su' casa. "En este sistema la cuestión es que me cambio de casa, con mis muebles pero me mudo con mis amigos y me puedo encontrar con vecinos en zonas comunes". Aún así, el modelo no da soluciones clínicas, solo se adapta a la atención integral a la persona. Es un sistema de atención a domicilio, en el que el apoyo del grupo es básico.

"El mecanismo de vivir juntos permite que el colectivo se ayude: combatir la soledad, apoyarse en gente afín?", indica Mira. "Si es para una comunidad de mucha dependencia, se iniciaría como tutelada; pero por lo general, la institucionalización va en contra de la autonomía de la persona".

No existen precedentes de este tipo en España, pero sí modelos como Santa Clara en Málaga; Travensol y Profuturo en Madrid. Se trata en todos los casos de modelos cooperativos -aunque la forma residencial no es la misma- que nacen a petición de los usuarios. En Madrid fueron reclamados para una Asociación Síndrome down y Autistas.