La zona de Rocamar, en la parroquia baionesa de Baredo, alberga desde el jueves el cadáver de un delfín común de 1,80 metros de longitud. Biólogos de la Coordenadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (CEMMA) acudieron al lugar para tomar muestras y certificaron que el animal presentaba marcas de las rocas, aunque ninguna pista sobre la causa de su muerte. Los expertos analizaron también este fin de semana los restos de otro delfín en avanzado proceso de descomposición en Cesantes y un trozo de un mamífero marino cuya especie está por determinar en Cabo Udra, en Cangas.