En "La vida del buscón", de Quevedo, el pícaro Pablos engaña a una pobre mujer para quedarse con sus gallinas, bajo amenaza de Inquisición, por haberlas llamado a la voz de "pio, pio", ya que "Pio es nombre de papas" y usarlo con aves de corral puede constituir herejía. Desde luego, hay nombres que suenan papales y otros que no. Pio es nombre papal: significa "piadoso" y el último fue el duodécimo. Todo tiene una primera vez, y hay buenas razones para que un jesuita que viajaba en metro siendo arzobispo elija Francisco. Por los de Javier y de Borja, miembros eminentes de la Compañía. Y por el de Asís, ejemplo de pobreza como actitud y que, por cierto,se llamaba Giovanni, aunque ya de pequeño le apodaron "francesco", es decir, "francesito" por su dominio de la lengua y por las relaciones comerciales de su padre con la Galia. Francisco remite pues a "francés" y por lo tanto a "franco", que en germano significaba "hombre libre". Que vaya a ser un Papa libre para hacer todo lo necesario, o que viva encadenado por la fuerza de la inercia vaticana y por las cosquillas que le busquen en su pasado, es cosa que está por ver; aquí tratábamos del nombre, y no habiendo sido Francisco el de ningún Papa hasta ahora, sí lo ha sido de reyes terrenales. Tal vez el cardenal Jorge Mario no advirtió el efecto por ser argentino (aunque de padres italianos), pero a cualquier europeo con bachillerato Francisco I, nombre que se le atribuirá en cuanto exista un Francisco II, le suena a cosa oída en la clase de historia. Para los bachilleres españoles, (y desde luego, para los franceses) es el rey francés que batalló contra Carlos V por el dominio continental durante el siglo XV. El nombre también remite a dos emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico: Francisco I de Lorena y su nieto Francisco I de Austria, que fue el último de dicho imperio y el primero del austríaco. Ha habido además un rey Francisco I de las Dos Sicilias, un Francisco I de Liechtenstein, un Francisco I Medici, soberano de la Toscana, o un Francisco I Gonzaga, señor de Mantua.

Existen pues razones para que la denominación Francisco I, además de incorrecta, suene a profana, pero no hay que preocuparse si se incurre en ella: vamos a tener Papa hasta en la sopa, de manera que el significado nuevo se va a imponer rápidamente. Y en caso de duda o incomodidad, queda el recurso de llamarle Bergoglio. Que también es el nombre de un lugar del Piamonte.