"Es evidente que no hay corruptos que lo reconozcan, todos lo niegan o lo justifican, o sea que saben que no está bien lo que hacen", decía ayer en el Club FARO Victoria Camps. Lo que se echa en falta según ella es voluntad de hacer las cosas bien, igual que falta un clima moral social que reconozca a las personas que cumplen y no a las que no cumplen y por ello triunfan".

"Y para eso necesitamos instaurar hábitos que nos hagan recuperar la virtud", añadió la catedrática emérita de Filosofía Moral y Política de la Universidad Autónoma de Barcelona. En realidad sus referencias a la corrupción fueron el epílogo a la charla sobre "Los problemas de la Ética (desde Sócrates hasta hoy)" que le presentó María Xosé Agra, catedrática de Filosofía Moral y Política de la Universidad de Santiago. Camps piensa que en las sociedades liberales no han conseguido construir un referente de persona que se sienta parte de los intereses de la comunidad sino una ciudadanía que se siente sujeto de derechos pero poco deberes. "Igual lo que nos sobra -dice- es individualismo. Dar valor al individuo ha sido un gran logro, los derechos humanos son derechos individuales, pero si lo único que hace el individuo es pensar en sus intereses y olvidarse de los demás, eso es la negación de la ética".

Camps, cuyo último libro es "Breve historia de la ética" (RBA ediciones), define así la ética. "Después de leer a los filósofos a lo largo de la historia podemos concluir que la ética nos ofrece, según el contexto, una guía para caminar juntos. para el arte de la convivencia. Es el intento de conseguir que las personas convivan de forma amable, pacífica y sin destruirse. La ética tiene que ver con los demás.".

Considera esta filósofa que en una sociedad como la nuestra, acelerada, con muchos problemas y desconcertada, necesitamos conocer esos conceptos en que han centrado el comportamiento moral los estudiosos a lo largo de la historia, por ver si pudieran servir de luz al mundo actual. Y da otra definición de ética como esa voz interior que nos incita a ser mejores, a cumplir deberes, a respetar derechos..., "La ética se plantea la cuestión del deber ser pero si me preguntan quién determina cuáles son las virtudes que debe tener el ser humano tengo que decirle que no hay una ciencia del bien y del mal, que el conocimiento ético no es un conocimiento científico. Es un ir viendo con el paso del tiempo si realmente acertamos o no, para lo cual necesitamos dialogar y saber ceder".

Camps, reflejando ese viaje desde la Grecia clásica hasta hoy que sintetiza en su libro, se refirió fugazmente a esos pensadores que se hicieron preguntas, desde Sócrates a Shopenhauer, Kierkegaard o Nietzsche pasando por Aristóteles, el pensamiento cristiano, Hobbes, Locke, Kant... a los que poco más que citó por falta de tiempo. Su tesis es que hay que repensar toda esa historia de la ética desde el presente, a la luz de los problemas y circunstancias específicas que hoy nos agobian. "Eso es quizás -dice- lo que la filosofía puede aportar hoy a nuestro tiempo convulso y poco proclive a demorarse en el pensamiento. Es un 'work in progress', algo que va progresando; la historia de la ética es la historia del progreso moral".

Diferenció Camps la moral religiosa de la laica que llegó con la modernidad, lo que supuso el paso de una visión ética que tenía respuestas para todo, vertical porque venía de Dios, a otra más vaga y abstracta que gira en torno a conceptos fundamentales como libertad y justicia.

La felicidad es otra cuestión que siempre ha preocupado a la ética. ¿Ser buena persona nos puede hacer más felices o lo contrario? ¿No es más feliz el rico o el tirano que prescinde de la ética? "Sócrates -dice Camps- hablaba de otra vida en que habrá premio y castigo, igual que el cristianismo, pero hoy no vale esa referencia. Se podría pensar que el tirano vive mejor aunque Platón hablaba del sufrimiento del tirano, su miedo. Yo creo que nos sentimos mejor en un mundo en el que se respeta la justicia, un mundo de justos".