No es pertinente ligar el fenecido "Vigo Transforma" (dos ediciones en el puerto de Vigo y suspendido este año) con este naciente portAmérica, aunque el silogismo fácil lleva a entender que éste es la continuación de aquel. Y no lo es porque portAmérica tiene su propia idiosincrasia, desde el minuto cero, y posiblemente en esta segunda jornada es en la que, de momento, quedó más patente. Estamos ante un festival que une Latinoamérica y Galicia, y a través de la ría y sus músicos, con España y con Europa.

En este sentido, si la primera jornada fue mayoritariamente gallega y nacional, el cartel del día 20 resultó paradigmático: mezcla explosiva de sangre charra y morriña local (o a base de pop, o virada en mala baba y noise), de un mito de la historia del rock y un pequeño ídolo del pop vigués, de líderes del indie nacional y rockabilly british. Un abrazo de músicas y grupos intercontinentales, en fin.

Por otro lado, la propuesta es extramusical en tanto que no se puede dejar de atender a ideas como la "Zona Gastro" donde además de las típicas viandas de festival, léase bocatas o perritos, se pudo degustar buen vino y una propuesta de alta cocina en forma de entremés. En esta ocasión, Yayo Daporta ofertó una tapa-delicatessen: salmorejo con atún de Burela y tomatito ecológico. Y hoy le toca turno a Pepe Solla, que lo sepa el lector, porque el acceso a "Gastro" es libre, no precisa comprar entrada a los conciertos, basta con pagar las consumiciones.

Pero estos apéndices ofrecen también una carpa de empresas emprendedoras, buffets, tiendas de ropa€ Una tentación a la que se unió el parque infantil, espacio de ocio para los hijos de los padres festivaleros.

Música de alto nivel

¿Y los resultados musicales? Esto es lo que importa, al fin y al cabo. Y hubo de todo. Abrieron Martynez a las siete de la tarde, con su rock potente. Disco las Palmeras! sonaron feroces, brutales y a cara de perro, pero en horario impropio (su noise brutal pide nocturnidad y complicidad, no tardes soleadas, cuatro gatos en el foso, tres amigos y algún despistado); Eladio y los Seres Queridos interpretaron su pop para todos los públicos y actuó con la orquesta de saxos de Redondela, aunque aquella apenas se escuchaba.

Una de las grandes del cartel, y primer plato fuerte de la jornada, Julieta Venegas, arrancó algo fría pero expuso toda su dulzura con eficacia a medida que le tomaba el pulso a las tablas y a un público entregado. Y, antes de la sesión DJ del conocidísimo Peter Hook, el que fuera bajista de Joy Division y New Order (y que el año pasado se dejó caer por el Festival do Norte de Vilagarcía), los barceloneses Love of Lesbian expusieron su indie rock para las masas. Una banda con solvencia y experiencia en eventos masivos que rinde a su público con una ristra de hits alternativos tan intachable como su personalidad y presencia escénica. Durante su espectáculo (uno más por tierras gallegas) presentaron su séptimo trabajo, "La noche eterna. Los días no vividos.".

Como suele ocurrir en todo festival, arrancó con poco público y ya en la puesta de sol el recinto se fue llenando poco a poco hasta, al final, cumplir expectativas con 6.000 asistentes.

Ayer, más portAmérica con la jornada de cierre hasta, esperemos, el año que viene, una segunda edición que pueda crecer en figuras de más y más empaque. Que no pare la buena música en Vigo€ O al menos en sus alrededores.