¿Veinte años? Sí, veinte han pasado como una exhalación desde que Manuel Fraga, entonces presidente del Gobierno gallego, inauguró en un acto solemne el Club Faro de Vigo en el teatro Novacaixagalicia, antes llamado García Barbón. Un suspiro en la historia, es cierto, pero un hito en la de la ciudad olívica porque nunca tal dinamismo cultural la había inundado. Si reuniéramos en una asamblea a todos los que ofrecieron su palabra al calor del club desde 1992, unas 2.500 ponentes al menos, lograríamos el más brillante Parnaso de la historia. Si publicáramos un libro con sus conferencias vertidas en FARO tendría el peso de una Biblia y sería como una gran rapsodia por su diversidad temática; el doble si añadiéramos las entrevistas, que les fueron hechas y que serían como sonatas, arias o acaso sinfonías. Y un estadio, nada menos, se precisaría para albergar a todos los que en 20 años asistieron a sus charlas.

Tal es la ingente labor realizada por el Club FARO DE VIGO desde aquel 6 de mayo de 1992. Aquel año en que Vigo vio nacer al calor del Decano de la prensa española un foro de opinión que quería contribuir a dinamizar la vida cultural de Galicia y acabó consolidando su prestigio en toda España. Aquel en el que el Celta subía a Primera División y se habían estrenado en su plantilla Gudelj, Cañizares o Aguirretxu; en el que Toñi Vicente abandonaba la ciudad olívica para abrir restaurante en Santiago y en el que se celebraba la V Fotobienal de Fotografía, que ponía a Vigo en la vanguardia internacional de la imagen. Pero quizás nada tan importante como la apertura hasta hoy, 20 años más tarde, 3 veces por semana, de un espacio estable y sin precedentes de encuentro y de debate.

¿A quién citar entre tantos que han pasado por su tribuna a lo largo de dos décadas? Desde premios Nobel, Cervantes, Planeta o Príncipe de Asturias a medallistas u olímpicos, desde representantes de la cumbre del saber filosófico hasta los de temas más cercanos al corazón o a las creencias populares. La actualidad y variedad de los temas que se desarrollan es una de las claves de la sintonía que el Club FARO, que dirige Marisa Real desde sus comienzos, ha logrado con la sociedad gallega. Pero hay también otro secreto: el importante papel que se le dio a la elección de presentadores, por medio de los cuales se integró a muy diversos sectores de la ciudad de Vigo.

El resultado es una amplia y generosa respuesta popular a la mayoría de los actos, con una presencia media de cerca de doscientas personas. Ello prueba la especial simbiosis que ha logrado el Club FARO con un público que es variado y plural, tanto en edad como intelectual y socialmente. Cada acto cuenta con una audiencia específica.

Y, claro, en más de 2.000 actos se crea una memoria íntima del "club" llena de anécdotas y también confidencias de los invitados, ante el calor de una buena mesa, que se respetan con profesional celo. Un libro con seguro "best seller" se podría hacer con ellas. Vázquez Montalbán, por ejemplo, situó la trama de su "Erec y Enide" en la isla de San Simón, tras una sugerencia del entonces director de FARO Ceferino de Blas en una cena en "El Mosquito". Saramago cita su paso por el club en sus Diarios. Paul Preston puso como condición para venir que le llevaran a Bueu, porque allí había tenido 30 años antes una inolvidable experiencia amorosa.

Imposible representar mejor a la literatura que en ese escenario del "club" por el que pasaron Saramago, Benedetti, Bryce Echenique, Ana María Matute, Soledad Puértolas, Sánchez Dragó, Carmen Martín Gaite, Carlos Fuentes, Vázquez Montalbán, Eduardo Galeano, Torrente Ballester, Vizcaíno Casas, Paulo Coelho, Caballero Bonald, Josefina Aldecoa, Alfonso Ussía ... ¿Y filósofos? Podríamos citar a Albiac, Marina, Sabater, Trías, Lledó, Argullol, Racionero... toda la cumbre del pensamiento español hizo parada y fonda en Vigo y disfrutó de la hospitalidad, del foro tertuliano, muy reconocida en el universo íntimo de los conferenciantes españoles, entre otras cosas por los galaicos placeres culinarios.

Del mundo del cine desfilaron por el "club" desde la vieja a la nueva hornada de directores, desde Berlanga a León de Aranoa, desde Bardem a Trueba, Jaime Chávarri o José Luis Borau, por no hablar de actores como Javier, Pilar y Carlos Bardem, Cayetana Guillén Cuervo o Ana Duato.

¿Y qué decir de periodistas? Hablaríamos entre muchos más de Pedro J. Ramírez, Luis María Ansón, Luis del Olmo, Jiménez Losantos, Rosa Montero o Cebrián, gentes que tuvieron muy cerca sobre el soporte papel a dibujantes que también se sentaron en la mesa del club como Quino, Chumy Chúmez, Mingote, Peridis, Forges, Ibáñez... Todos han hecho viñeta para ilustrar el calendario anual que regala Club FARO y en ese mundo de las historietas gráficas ya tenemos desde Mafaldas hablando del olívico foro a Mortadelos que van al mismo acompañados de Filemón, por no hablar de los chistes forgianos que lo citan.

No vamos a hablar de los políticos porque hubo de todo, desde presidentes españoles como Zapatero o Rajoy hasta expresidentes como Mario Soares de Portugal o Sergio Ramírez de Nicaragua, autonómicos como Pujol, Bono o todos los gallegos de estas dos décadas (Fraga, Touriño, Feijóo...) y hasta herederos monárquicos, que perdieron su trono como el Duque de Braganza portugués.

¿Nobel? Pues Rigoberta Menchú o Saramago. ¿Hispanistas además de Prestón? Todos o sea Elliot, Gibson, Thomas... cocineros como Subijana, cantanes como Víctor Manuel, psiquiatras como Rojas Marcos... ¿Quién no pasó por el club en estos 20 años? Esta es la pregunta.