Conocida ya por las antiguas civilizaciones de China, Egipto y la India, la lepra llegó a Occidente de la mano del ejército de Alejandro Magno y se resiste a desaparecer. Pese a que tiene cura desde la década de los 40 y hace años que dejó de ser un problema endémico, sigue presente en las consultas de los médicos gallegos. Galicia registró diez casos de lepra en los últimos seis años, lo que la sitúa como la cuarta comunidad con mayor incidencia –sólo superada por Cataluña (35 infectados desde 2005), Andalucía (18) y Madrid (16)– y es la tercera autonomía con más pacientes a tratamiento, según los últimos datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y la asociación Fontilles –entidad estatal que lucha por erradicar esta enfermedad– con motivo del Día Mundial de la Lepra que se celebra hoy.

Se trata de una enfermedad infecciosa, causada por el bacilo Mycobacterium leprae, cuyos síntomas tardan años en manifestarse. "Normalmente la gente desarrolla esta patología en la edad adulta aunque se hayan contagiado en la infancia", indica el jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario de A Coruña, Eduardo Fonseca, quien resalta: "Se da en gente que convive durante años en zonas poca ventiladas, hacinadas y en condiciones socio-sanitarias deficitarias. Un ejemplo pueden ser las favelas de Brasil". La Organización Mundial de la Salud sostiene que esta patología se transmite por "gotículas nasales y orales", pero el doctor Fonseca lo matiza. "Se cree que es por vía respiratoria, pero sabemos poco del bacilo. Se descubrió hace cien años y todavía no se ha podido cultivar", sostiene el dermatólogo coruñés.

La presencia de lesiones cutáneas, alteraciones neurológicas –que conllevan pérdida de sensibilidad al tacto, dolor o calor– así como deformidades en las extremidades son los principales síntomas de la lepra, una enfermedad de la que cada año se diagnostican unos 230.000 nuevos casos en todo el mundo y que todavía es un problema endémico en zonas de Brasil, India o Indonesia. En España, hubo once afectados el pasado año, de los que diez eran procedentes de otros países. "Se trataba de cinco hombres y seis mujeres de entre 25 y 44 años", señalan desde la Fundación Fontilles. Extremadura fue la autonomía que registró más casos (cuatro), seguida de Cataluña y Castilla y León (dos infectados) y Galicia, Madrid, Murcia y Navarra, con un caso. Pero son muchos más los que están a tratamiento. Un total de 71 personas controla la enfermedad con fármacos en España, la mayoría en Cataluña (15), Andalucía (10) y Galicia (ocho).

Atrás quedó la época de las leproserías y donde estos pacientes estaban condenados al aislamiento. "Los pacientes pueden hacer una vida totalmente normal. En función de la carga de bacilos, el tratamiento durará de uno a tres años", indica el doctor Fonseca, quien lamenta que todavía exista cierta aprensión hacia estos enfermos por parte de la sociedad. Se trata, asegura, de falsos mitos, ajenos a la realidad actual de esta enfermedad infecciosa.