Ignacio Vilar, director de la premiada "Pradolongo", quería nieve real para las secuencias de invierno de su tercera película, "Vilamor", y la tuvo, aunque antes vivió cuatro horas que él mismo califica de "angustiosas". "El domingo pasado, cuando nos quedaban sólo cinco planos por rodar, se puso a llover y desapareció la nieve. Y claro, cuando cuentas con un presupuesto bajo (1,5 millones de euros) tienes programado el rodaje al milímetro y parar un día puede suponer perder el proyecto", reconoce Vilar, fundador de la productora Vía Láctea Filmes, con sede en Vigo.

Cuando el equipo actoral y técnico desplazado a Os Ancares ya había perdido prácticamente la esperanza, la nieve volvió. "Fue impresionante. Salimos disparados hacia el lugar del rodaje y no sólo todo volvía a estar blanco, sino que tuvimos planos con nieve, algo que va a dar un gran realismo a la película", relata.

El resto del rodaje, que se reiniciará en los meses de junio y julio en localizaciones de A Fonsagrada, Negueira de Muñiz, Cervantes, Grandas de Salime, Santalla de Oscos y San Antolín de Íbias, se prevé más tranquilo. "Han sido dos semanas muy duras porque rodamos a 1.600 metros de altitud y a cuatro grados bajo cero, y necesitamos quitanieves y tractores para poder llegar a las localizaciones", recuerda.

Mientras tanto, Vilar trabaja con Zeltia Montes –ganadora de varios premios por la música de "Pradolongo"– en la banda sonora de la película. "Queremos tener la música para rodar con ella las principales secuencias porque es fundamental para coger el ritmo de la historia. Directores como Ang Lee (´Brokeback Mountain´) trabajan así", explica. Además, "Vilamor" tendrá también tema original, "O sol da liberdade", del compositor vigués Manuel Antonio.

"Vilamor" –interpretada por Rubén Riós y Tamara Canosa, protagonistas de "Pradolongo", Sheyla Fariña, Rubén Prieto y Paulo Serantes– está inspirada en las comunas que en los años setenta se instalaron en algunas de las localidades lucenses que quedaron anegadas bajo el agua del embalse de Salime en los años cincuenta. "La historia me fascinó desde que conocí al fundador de una de estas comunas, en 1999, con motivo del documental ´A aldea: o antiguo e o novo´. Me pareció increíble que un grupo de jóvenes, en los últimos años del franquismo, con estudios e inquietudes políticas, decidiese dejar la ciudad y volver a la naturaleza, ocupando unas casas abandonadas y olvidadas desde hacía más de veinte años. Para llegar a ellas tenían que ir en barca. Parece la historia de los colonos del oeste americano en busca de nuevas tierras", afirma.

La trama de la película arranca con el regreso del seminarista Breixo (Riós) a su pueblo natal. Entonces descubre que en la aldea vecina se ha instalado una comuna, que es rechazada de plano por las fuerzas vivas del lugar. "Ni el cura ni el alcalde quieren cerca a unas personas, unos melenudos, que representan una forma de vida nueva que no comparten", explica Vilar.